Si hay algo que resulta evidente a estas alturas del sexenio es que la educación nunca fue una de las prioridades del Presidente López Obrador. La atención del Presidente está puesta en otros temas, no en la educación pública. Sin embargo, la Reforma Educativa que se pretende llevar a cabo en las escuelas del país es muy profunda, una verdadera transformación de la manera en la que los niños aprenderán dentro del salón de clases.
En los pocos artículos de opinión de la prensa diaria que se han ocupado de la Reforma Educativa, lo que más se ha comentado es la orientación ideológica que se ha anunciado tendrá el nuevo plan. A mí me parece que ese tema no es el más importante, lo que, en verdad, debe ocuparnos y, sobre todo, preocuparnos es la nueva metodología pedagógica que se implementará en las escuelas desde el nivel preescolar hasta secundaria.
Hoy podemos comprobar que el nombramiento de Delfina Gómez como secretaria de la SEP fue un descarado movimiento político. Se usó a la SEP como un trampolín. Nunca debió haber pasado esto. Delfina Gómez deja su cargo en el peor momento. Es más, me parece que se trata de una grave irresponsabilidad, tanto de ella como de su jefe, el Presidente de la República. No era éste el momento de dejar el barco, justo cuando han comenzado las labores de implementación de la reforma del sistema educativo nacional.
Me preocupa que los maestros no hayan recibido la capacitación adecuada, que no hayan recibido los materiales educativos indispensables, que los niños no tengan idea alguna de qué va a suceder dentro de sus aulas y que los padres de familia también estén en ascuas acerca de cuál será la educación que recibirán sus hijos
Delfina Gómez abandonó el barco un día antes de que surcara hacia alta mar. El problema adicional es que el nombramiento de Leticia Ramírez no es el indicado en esta coyuntura. Dicho de manera muy simple, Leticia Ramírez no cumple con el perfil que se requería en este momento en la SEP.
Lo que se necesitaba en esta circunstancia era un nuevo capitán que conociera muy bien el funcionamiento del barco, que conociera muy bien a la tripulación y, por si fuera poco, que conociera muy bien la ruta planeada. No es para menos. Hablamos de una nave que lleva dentro a millones de pasajeros, a saber, todos los alumnos de educación preescolar, primaria y secundaria, y, además, a todos los maestros que tienen la responsabilidad de educar a esos niños.
El Presidente López Obrador había anunciado en una de sus conferencias de prensa matutinas que la nueva secretaria de Educación Pública sería una mujer. Sobraban candidatas bien preparadas para esa misión. Menciono apenas a tres: Rosaura Ruíz, secretaria de educación de la Ciudad de México; Raquel Sosa, directora de las Universidades del Bienestar Benito Juárez; Adela Piña, expresidenta de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados. El rumor de que la secretaria iba a ser María Elena Álvarez-Buylla fue un bulo esparcido por la oposición.
La nueva secretaria va a necesitar varios meses para familiarizarse con el funcionamiento de la Secretaría, pero, por desgracia, la nave de la Reforma Educativa ya levó anclas. La Reforma Educativa ya comenzó en su primera fase.
En una ceremonia que se llevó a cabo el martes anterior, se anunció que la fase piloto de la Reforma Educativa comenzaría este 29 de octubre en 30 escuelas de cada entidad federativa. En esas escuelas se pondrá en práctica, de manera experimental, el nuevo plan de estudios, que supone una nueva dinámica dentro del salón de clases, una nueva manera en la que los maestros impartirán sus clases y, por supuesto, una nueva manera en la que los alumnos adquirirán los conocimientos que contempla el plan de estudios.
Sobraban candidatas bien preparadas para esa misión. Menciono apenas a tres: Rosaura Ruíz, secretaria de educación de la Ciudad de México; Raquel Sosa, directora de las Universidades del Bienestar Benito Juárez; Adela Piña, expresidenta de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados. El rumor de que la secretaria iba a ser María Elena Álvarez-Buylla fue un bulo
Se trata del experimento educativo —y yo me atrevería decir, del experimento social— más riesgoso que hemos tenido en muchos años.
Me preocupa que los maestros no hayan recibido la capacitación adecuada, que no hayan recibido los materiales educativos indispensables, que los niños no tengan idea alguna de qué va a suceder dentro de sus aulas y que los padres de familia también estén en ascuas acerca de cuál será la educación que recibirán sus hijos.
La sociedad debe exigir transparencia en el desarrollo y la evaluación de estos grupos pilotos. Tenemos que estar bien informados de lo que sucede dentro de ellos. Lo que está en juego es demasiado importante como para que se nos oculte.