El 22 de agosto se celebra en nuestro país el Día del Bombero. La conmemoración tiene su origen en la creación del primer cuerpo de bomberos de nuestro país, ubicado en el Puerto de Veracruz, establecido en 1873.
Hombres y mujeres, en su gran mayoría ejemplares, realizan tareas realmente importantes para la comunidad, al apagar incendios y atender emergencias de toda índole. El bombero ha formado parte importante de nuestra comunidad, con una imagen positiva y de servicio generalizada.
Historias de éxito y testimonios de su heroico trabajo abundan: sofocando incendios industriales, rescatando familias del fuego en una unidad habitacional y combatiendo incendios forestales en el extranjero, auxiliando a otras comunidades enfundados en uniformes con la bandera nacional.
La Secretaría de Economía nos obsequia algunos datos que caracterizan al gremio; se calcula que en México existen 23 mil bomberos, 14 por ciento de ellos en la informalidad y 7 por ciento cuentan con un segundo empleo. Trabajan poco más de 50 horas por semana percibiendo un salario mensual aproximado de 7 mil pesos. Su promedio de edad es de 42 años y su escolaridad de 11. Los que perciben un mejor ingreso radican en Guanajuato, Tabasco y Coahuila. El mayor número de ellos se encuentra en Jalisco, Estado de México y Ciudad de México. De las aproximadamente 500 estaciones de bomberos existentes en nuestro país, más de 300 fueron creadas por asociaciones civiles y el resto tiene su origen en algún nivel de gobierno.
Nuestros bomberos requieren mucho apoyo. Resulta pertinente el fortalecimiento del marco legal en la materia. Son usualmente las unidades de Protección Civil municipales y estatales quienes se encargan de la gran responsabilidad de atender incendios. Las unidades requieren equipo, recursos humanos calificados y presupuesto para realizar de mejor forma su labor. El entorno ha provocado la aparición y existencia de gran número de grupos voluntarios que con mayor adversidad y carencias prestan sus servicios a la sociedad.
Las emergencias que atienden son de toda índole, desde el auxilio a un automovilista que se ha quedado varado en un encharcamiento, hasta la atención de la explosión de una toma clandestina de combustible que ha costado la vida a decenas de personas. Sus uniformes suelen estar desgastados y sus vehículos ser antiguos, siendo muy pocas las unidades de bomberos en nuestro país que tienen el privilegio de estrenar un vehículo. Están expuestos a diferentes riesgos y situaciones que atentan contra su seguridad física y emocional, sufriendo hipertermia, quemaduras, intoxicaciones, enfermedades respiratorias y estrés postraumático.
La conmemoración de esta importante fecha es un llamado para tomar manos a la obra y fortalecer a estos grupos de mujeres y hombres que arriesgan su vida de manera rutinaria para poner a salvo la nuestra. El servicio que brindan resulta fundamental para nuestras comunidades como para ellos resulta fundamental dotarlos al menos de lo indispensable que les permita realizar su labor de manera digna y segura.