A Rosario Lilián Rodríguez la asesinaron por buscar a su hijo Fernando Abixahy Ramírez Rodríguez, desaparecido desde 2019; ella era integrante del colectivo Corazones sin justicia, en Sinaloa.
Rosario fue secuestrada, estuvo desaparecida, y horas más tarde fue encontrada sin vida. No quería otra cosa más que encontrar a su hijo.
Rosario es el rostro de la impunidad, de la indolencia, de la injusticia. Una madre que busca a su hijo desaparecido no debería estar muerta, debería ser acompañada, contar con apoyo y seguridad para ella y el resto de su familia.
No es la primera vez que a una madre buscadora, que a una esposa buscadora le arrebatan la vida por buscar a los suyos. En México, al crimen organizado no le basta con desaparecer a un miembro de una familia, sino que puede desaparecer o asesinar a todos sus integrantes.
Hoy, las madres buscadoras se han convertido en el blanco de la delincuencia y el crimen organizado, pero no sólo eso, también son vistas como adversarias por criticar a este Gobierno.
La labor de las madres buscadoras es el ejemplo del amor de una madre, del amor incondicional, es la lucha por encontrar vivos o muertos a sus hijos e hijas. Michelle Bachelet dijo que si algo la inspiraba era el liderazgo de las mujeres buscadoras en México.
Su crimen sucedió justo en el marco del Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, que se conmemora el 30 de agosto. Según el Registro Nacional de Desaparecidos de la Secretaría de Gobernación (Segob), en el país van más de 103 mil personas desaparecidas.
Dijo bien Guillermo Fernández-Maldonado, representante en México de la ONU-DH: “Resulta atroz y desgarrador que mientras amplios sectores de la sociedad se solidarizan con las madres buscadoras, haya quien les agreda a todas ellas asesinando a una de sus hermanas de causa”.
En un video publicado por el grupo de búsqueda Hasta encontrarles, Rosario Rodríguez señala: “Yo busco a mi hijo, no busco a culpables”. ¿Entonces por qué matarla?
Hoy, como siempre, me uno a la pena y me soladirizo con las madres buscadoras; me sumo a las voces que exigen una investigación ordenada, que haya justicia y que en México no haya más madres buscadoras asesinadas.
No podemos ser indiferentes ante los más de 103 mil desparecidos, tampoco al trabajo de las madres buscadoras, cuanto menos al asesinato de una de ellas.
La estrategia de “Abrazos, no balazos” dejó a su suerte a una madre buscadora, a la que le arrebataron la vida buscando a su hijo.