¿Desaparecemos a Picasso?

BAJO SOSPECHA

Bibiana Belsasso*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

Pablo Picasso, uno de los artistas más influyentes y padre del cubismo, murió hace poco más de 50 años. Picasso siempre fue polémico y ahora se busca juzgarlo conforme a nuestros tiempos. Se asegura que no tuvo buen trato con muchas de las mujeres que lo rodearon, pero ahí está la disyuntiva, ¿se borra de la historia su obra artística por su trato misógino contra las mujeres?

Grupos radicales buscan desaparecer su legado, que sus pinturas no sean expuestas anteponiendo las acciones personales del pintor. No está bien el trato que ejerció Picasso contra varias mujeres, pero como aseguran expertos, estamos hablando de tiempos distintos en la historia. Picasso nació hace 140 años. Este hombre vio dos guerras mundiales, así como la Guerra Civil española, incluso el horror de la guerra lo plasmó en lo que se considera la mayor de sus obras: Guernica.

En su vida personal, Picasso era muy difícil. Un hombre que, aseguran, ejerció violencia de género, principalmente contra quienes fueron sus parejas. La cómica australiana Hannah Gadsby dice: “el pintor era un genio pasional, viril, atormentado, y ahí no hay espacio para nada más”. Pero en lo profesional, fue un artista único.

Apenas en junio pasado, un colectivo de artistas y activistas irrumpió en el Museo Pablo Picasso, de Barcelona, buscaban reivindicar la figura de Dora Maar, gran artista plástica y fotógrafa, quien fue pareja de Picasso. Tras separarse de éste por haber sufrido violencia, su vida como artista prácticamente desapareció.

Hoy, se busca castigar a Pablo Picasso por su comportamiento como hombre y no por su obra. El juicio social que se pretende dar a Picasso se da en medio de los eventos que realizan España y Francia, por los 50 años de su partida, con más de 40 exposiciones, conferencias y otros eventos en museos de Madrid, París, Barcelona, Málaga y otras ciudades de Europa y Estados Unidos en los próximos 12 meses.

Autoridades españolas indican que se va a poner sobre la mesa el debate en torno a la vida de “excesos” del autor, haciendo hincapié en que hay facetas de su vida que, a la luz de hoy, pueden ser contestadas.

Esta situación ha sido criticada por el ministro de cultura de España, Miquel Iceta, quien indicó que “estamos ante una consecuencia más del auge del neopuritanismo identitario, que ha generado la llamada cultura de la cancelación. Porque es innegable que Pablo Picasso, como tantos otros artistas o escritores, tuvo una biografía que en muchos aspectos soporta mal el juicio ético conforme a la sensibilidad de hoy”.

Pero, Iceta lo aclara: “no se celebra la vida de Picasso, sino su obra, y no separar la una de la otra cuando hablamos de artistas, que llevan décadas muertos, es un absurdo ejercicio de corrección política que nos convierte en dogmáticos censores retrospectivos”.

Política de la cancelación

Un trabajador pasa frente a la Guernica, en la instalación por los 50 años de la muerte del artista en el Museo Reina Sofía, de Madrid, el 12 de septiembre pasado.

En tanto, la ministra de Cultura de Francia, Rima Abdul Malak, aclara que “la obra de Pica-sso habla de política, democracia, compromiso y lucha contra el franquismo, hasta de valores europeos”. Para ella, es necesario “abrirse a todos los campos de la obra y no taparla con una lectura solamente focalizada en unos aspectos”.

Las autoridades buscan que la Celebración Picasso 1973-2023 sea un momento de explorar, cuestionar y compartir con una nueva generación nacida en el siglo XXI, y permitirles descubrir y comprender al artista.

La celebración del año Picasso en este 2023, abre la interrogante de hasta qué punto deben abordarse las críticas hacia un personaje que dejó un enorme legado, pero también un enorme dolor en la vida de varias mujeres.

El feminismo debe ser comprendido desde su tiempo y no revisando el pasado; hoy, las mujeres han dado un paso adelante para evitar que sean maltratadas y eso se aplaude.

No es la primera vez que se ha buscado utilizar la política de la cancelación para personajes que no han vivido en nuestra época, sin analizar el contexto en el que vivieron.

Por ejemplo, en Nueva York, se buscó quitar varios monumentos de Thomas Jefferson, quien redactó la constitución de Estados Unidos y fue dos veces presidente de ese país. Jefferson es considerado de los padres fundadores de esa nación.

Se ha buscado borrar a Jefferson de la historia porque tenía esclavos, pero en esa época, todas las colonias inglesas tenían esclavos. Incluso, Jefferson tuvo hijos con una mujer esclava.

Otro contemporáneo de Jefferson fue George Washington, el primer presidente de Estados Unidos. También tenía esclavos. Terrible, pero era la época, y es difícil juzgar con los ojos de hoy, lo que ocurría en ese entonces. ¿Se le va a cambiar el nombre a la capital de Estados Unidos por una política de cancelación?

Hay academias que quieren dejar de enseñar a Beethoven y a Wagner porque los ven racistas. Por ejemplo, el caso de Wagner, dicen que inspiró al nazismo, como si tuviera la culpa de lo que sucedió años después.

Desde hace dos siglos, las composiciones de Beethoven han sido reconocidas a nivel mundial como de las más bellas que tiene la humanidad.

Canciones como “El Himno a la Alegría”, la típica que tu maestro de música de la secundaria te enseñó a tocar en la flauta, y “Para Elisa”, se han convertido en éxitos clásicos.

En México hemos quitado la estatua de Colón y escondido los restos de Hernán Cortés. Si llega a prosperar esta política de cancelación, las nuevas generaciones no conocerán la historia. Hay que diferenciar la obra y trabajo de estos señores de su comportamiento.

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