El empecinamiento de Alejandro Encinas, subsecretario de Gobernación, en involucrar a mandos del Ejército en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, con base en declaraciones y “chats” de testigos protegidos que participaron en esos hechos, no en pruebas, le ha generado un serio problema al Presidente Andrés López Obrador, por el malestar que eso ha motivado entre mandos de esa institución, a la que tanto ha favorecido en el sexenio.
Por lo pronto, Omar Gómez Trejo, quien fuera fiscal de la Unidad Especial de Investigación y Litigación de la desaparición de los 43 estudiantes normalistas, hace ocho años, presentó su renuncia, luego de que, sin que se le informara, pero con apoyo presidencial, la FGR solicitó órdenes de aprehensión contra militares y exfuncionarios públicos de Guerrero, mismas que de inmediato pidió cancelar.
DE ESTO Y DE AQUELLO…
El secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, , en su comparecencia ante el pleno del Senado, fue blanco de rudas críticas de integrantes del bloque opositor, como Emilio Álvarez Icaza, del Grupo Plural, quien lo acusó de ser uno de los responsables de la polarización que priva en el país, lo que el funcionario rechazó porque por su formación no actúa de esa manera.
El senador, quien fuera presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, también cuestionó la militarización de la vida pública que pretende el Gobierno federal, con la prolongación del Ejército en las calles después del 2024, lo que revela la derrota ética de la izquierda, de acoger y alentar aquella, algo que el tabasqueño tampoco aceptará.
En la mañanera, antes de acudir al Senado, el titular de Segob explicó cómo será lo que llamó “ejercicio participativo”, que no será vinculatorio –ni “encuesta”– para que, CURP e INE en mano, el domingo 23 de enero próximo, para que las y los ciudadanos, decidan si las tropas deben continuar en tareas de seguridad pública el próximo sexenio.
Por cierto, que cada día es más evidente que Ricardo Monreal, líder de la bancada de Morena en el Senado, que se había autoapodado “rebelde” aspirante presidencial; rechazando el mote de “corcholata” y hasta en crítico de algunas acciones del Presidente López Obrador, ahora se esmera, complaciente, en que su reforma constitucional para que el Ejército siga en las calles, cuyo dictamen se abstuvo de votar, sea aprobada con cambios.
A unas horas de que el Tribunal Electoral califique la elección de gobernador de Tamaulipas, y ante el riesgo de que la Fiscalía de ese estado gire orden de aprehensión en su contra, el morenista electo, Américo Villarreal, regresó a su escaño al Senado para tener fuero de aquí al sábado, en que asumirá ese cargo.