“Grito que no creo en nada y que todo es absurdo, pero no puedo dudar de mi grito y necesito, al menos, creer en mi protesta”
Albert Camus
L a protesta es una condición de la propia naturaleza humana, han existido a lo largo de la historia de la humanidad, entre las grandes protestas tenemos por ejemplo la de los trabajadores del primero de mayo de 1886 en Chicago; la realizada en 1930 por Gandhi contra la prohibición del imperio británico para fabricar y vender sal; así como las diferentes protestas de los estudiantes en 1968.
En virtud de que la protesta es natural en el ser humano, el Estado ha tratado de regularlas, estableciendo reglamentos para las manifestaciones públicas y multitudinarias, con el fin de evitar mayores daños y controlar el entorno, así como para conocer las causas y no correr riesgos.
Las protestas han sido tan importantes que muchas de ellas han cambiado la configuración del mundo, han derrocado gobiernos, han establecido cambios en las políticas de los gobiernos, han abierto espacios de opinión, han promovido la defensa de los derechos humanos, de la ecología, de la igualdad de género, de la inclusión, es decir, en general la mayoría de los movimientos progresistas han sido impulsados por diferentes protestas.
La protesta puede ser colectiva o individual, cada una tiene su importancia, en la individual depende mucho la calidad y fama de quien realiza la protesta, habiendo voces que por su fuerza moral son referentes en la sociedad y debe ser escuchada por los intereses afectados para tratar de minimizar el daño o para encausar el discurso.
La forma de protestar ha ido cambiando hasta llegar a las protestas como la del grupo ambientalista Just Stop Oil, quienes el pasado 14 de octubre arrojaron sopa sobre el cuadro Los Girasoles de Vicent van Gogh, exhibido en la National Gallery de Londres, en busca de que el gobierno Británico detenga nuevos proyectos de petróleo y gas, así como la protesta que el 23 del mismo octubre tuvo como manifestación atacar un cuadro de Monet, en el Museo Barberini en Potsdam, Alemania, bajo el lema “el arte o la vida”.
La discusión por la forma de protestar contra el cambio climático, ha tomado dos posturas, la primera de los que defienden la forma de protestar, restando importancia a los posibles daños a los cuadros, argumentando que por encima del arte, se encuentran la ecología y la vida misma. Del otro lado, se encuentran los que critican estas protestas señalándolas como incultura de los manifestantes, quienes consideran que la pintura y la vida se contraponen, cuando en realidad la cultura es lo que hace más rica la vida, y que bien pueden conjugarse el respeto por la ecología y el arte.
Uno de los problemas que surge para el derecho, es la dificultad de discernir entre que tomar en consideración que por ser causas nobles las que se defienden, se pueden violar leyes o causar daños, y no ser responsable de ello, y deje de aplicarse una sanción o, por el contrario, que la justicia se debe aplicar sin considerar las causas. La discusión apenas empieza, a lo mejor no hay solución a esta cuestión, habrá que esperar.