El Maya, un tren hacia ningún sitio

GENTE DETRÁS DEL DINERO

Mauricio Flores<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Mauricio Flores*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

Como ya es común, en unas semanas habrá otra inauguración con bombo y platillo de una obra inconclusa, el Tren Maya. Pero a diferencia del Aeropuerto Felipe Ángeles y de la Refinería Dos Bocas, que en algún momento pueden alcanzar una masa crítica de ingresos y rentabilidad que justifiquen la inversión pública ahí depositada, en el caso del proyecto encargado a Javier May, no existe horizonte de rentabilidad, porque se decidió acabar con las unidades generadoras de ingresos: las estaciones como eje socioeconómico de las Comunidades Sustentables Mayas. Tal vez por eso May ya se va de Fonatur.

En algún punto entre Palenque y Mérida, Andrés Manuel López Obrador cortará un listón, habrá fotos, habrá un encendido discurso en pro de la justicia para los pueblos abandonados del sureste y en contra de los adversarios, entre ellos los ambientalistas; recorrerán algunos kilómetros para probar los trenes comprados a Alstom…, y tan tan, a seguir con los trabajos de una obra que adolece de falta de planeación, ingeniería a detalle, inflación de materiales e incluso escasez de insumos vitales como el balasto.

Pero lo único que habría justificado el grave impacto ambiental y generado recursos y habilidades para remediarlo y reencauzar el crecimiento poblacional, fue anulado por la falsa idea de que las estaciones del Tren Maya no debían ser “burguesitas ni fifís”, que no se justificaba “derrochar en lujos en una zona pobre” y que por ello era mejor conformarse con algunos tejabanes y vendimias de pueblito.

Originalmente se planeo que 10 de las 21 estaciones del tren servirían como Centros Integralmente Planeados (CIP) y que junto con las otras 11 serían núcleos de actividad económica y de reordenamiento urbano, generando de inmediato valor inmobiliario para el operador del Tren Maya: la Sedena, a cargo del general Luis Cresencio Sandoval, e incorporando como beneficiarios también del negocio, a los propietarios de tierra y habitantes a través del modelo de Fideicomisos de Inversion en Bienes Raíces (Fibras) regulados y encabezados por el Gobierno federal.

Pero la estación de Campeche quedó reducida a una suerte de chiqui-museo lejos del centro histórico; en Mérida el tren tampoco llegará al centro ni dará origen a un nuevo centro de negocios y transporte multimodal; Izamal fue rediseñado a vendimia; en Cancún, en vez de un centro financiero y de exposiciones —incluido el espacio para la pista de la Fórmula 1— se harán patios de talleres y cuarteles del Ejército; la de Playa del Carmen quedará a 5 kilómetros de la playa.

Así, el negocio inmobiliario no será el que arroje beneficios. El transporte de carga podría hacerlo, probablemente, luego de múltiples batallas contra los tráileres, en 5 o 10 años; mover pasajeros, por definición, no es rentable para un tren, pero sí lo es que las personas llegan a consumir y hacer negocios a pujantes estaciones y establecimientos aledaños… que ya no serán en el caso del Maya.

Lástima.

Los muertos de Almendrita. Este fin de semana se supo que la exayudante de Presidencia, Almendra Ortiz, ahora directora de Administración y Finanzas del ISSSTE y presidenta del Comité de Adquisiciones, es investigada por la Secretaría de la Función Pública, a cargo de Roberto Salcedo Aquino, por adjudicar en directo el contrato de Rayos X y estudios clínicos a IMEDIC que, como aquí se documentó, carecía de capacidad técnica y de experiencia en la materia y tener por única gracia ser propiedad de las hermanas Aída y Orquídea González Álvarez. Tal adjudicación fue catastrófica para los derechohabientes pues según un reporte del Órgano Interno de Control, al menos nueve personas fallecieron y 2 mil 573 están graves por causas directamente relacionadas con la deficiencia de IMEDIC.

Delfina Frozen. Salvo un evento efectuado hace 2 semanas, el Foro de Bienestar Animal organizado por el Partido Verde en el Senado, la precandidata de Morena para gobernar el Estado de México, Delfina Gómez, ha estado prácticamente en la congeladora. Eventualmente envía uno que otro Tweet enviado para dar muestras de actividad, máxime que el TRIFE recién eliminó la “cuota de género” que garantizaba el lanzamiento de mujeres en las elecciones de 2023. De hecho, corre la versión de que Delfina quedaría refrigerada pues las encuestas internas del partido oficial revelan una notoria caía de popularidad y que, dados sus problemas de salud, sería sustituida por Horacio Duarte. Serán peras o manzanas, pero en el Partido Verde, en voz de su dirigente Karen Castrejón, su militancia definirá este noviembre si se alían con Morena o compiten por su cuenta en el Estado de México. Ese frío sí cala.

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