Intermedias cruciales en Estados Unidos

VIÑETAS LATINOAMERICANAS

Rafael Rojas*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

Las elecciones intermedias en Estados Unidos, por lo general, producen equilibrios desfavorables al partido que controla la Casa Blanca. Éstas no serán la excepción y pondrán en juego a 535 escaños en el Congreso federal, con las respectivas mayorías y minorías de ambas cámaras, más 36 gubernaturas, con todos los cargos estatales que las acompañan.

El resultado de estas elecciones será importante para las presidenciales de 2024, pero no necesariamente decisivo. Muchos sondeos y análisis apuntan a una pérdida de la mayoría de los demócratas tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado. Para el tramo final de la administración de Joe Biden será una situación complicada, pero siempre queda la posibilidad de gobernar por medio de acciones ejecutivas, como hicieron Barack Obama y Donald Trump.

Lo que hace verdaderamente cruciales estas elecciones, y que explica el enorme involucramiento en la campaña de los tres líderes mencionados —Obama, Biden y Trump—, es la mezcla de impopularidad del presidente y recuperación de la vitalidad del trumpismo. Mientras Trump logra posicionar muy bien a sus seguidores en la contienda, sectores del Partido Demócrata rechazan que Biden haga campaña.

El proceso de colonización trumpista del Partido Republicano, iniciado desde la campaña electoral de 2015 y 2016, tendrá su prueba de fuego en los próximos días. Si los republicanos ganan la mayoría en las dos cámaras y buena parte de las gubernaturas, no sólo ese partido, sino el propio Trump, cantarán victoria.

Trump mismo ha adelantado que en los próximos días, tal vez el 15 de noviembre, anuncie su candidatura presidencial para la contienda de 2024. En el tipo de política populista que personifica Trump, y que tantos otros siguen, desde la derecha o la izquierda, en Europa o América Latina, las campañas electorales son permanentes. Pero aun así, un triunfo republicano este 8 de noviembre será el disparo de salida para la vuelta de Trump.

La mayoría de los votantes se guiará por la situación económica, que golpea a amplios sectores de ingresos medios y bajos a través de la inflación. A ese malestar habría que agregar el ascenso de un conservadurismo popular, en que se juntan el nativismo, la xenofobia, el rechazo al matrimonio igualitario, al derecho a decidir y a otras garantías para grupos desfavorecidos.

Las redes ideológicas y mediáticas trumpistas incorporan a ese conservadurismo popular el abuso de las fake news y teorías conspirativas y un aislacionismo que lo mismo sirve para volver sobre tópicos del racismo antimexicano que para coquetear, otra vez, con Vladimir Putin y la invasión rusa de Ucrania.

No todo, pero sí buena parte del margen de posibilidades de un regreso de Donald Trump a la Casa Blanca se abre en estas elecciones intermedias. Pase lo que pase, en los próximos dos años, los demócratas no podrán conformarse con el vaticinio de que la democracia está en riesgo en Estados Unidos.

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