A unos días que se inaugure la mayor competencia de futbol en el mundo, en Qatar, las declaraciones del expresidente de la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) Joseph Blatter y los escándalos de abusos en contra de trabajadores dejan ver que este mundial no debió llevarse a cabo en este Estado árabe.
“Qatar fue un error,” así lo expresó Blatter en una entrevista ante medios suizos. Fue durante su administración al frente de la FIFA que en 2010 Qatar ganó la sede del Mundial de 2022 ante la incredulidad de los demás participantes.
Frente a las cámaras del medio europeo, Blatter aseguró que fue una mala elección llevar a cabo un evento tan complejo en un territorio tan pequeño y hostil. El suizo expresó que asumirá las consecuencias de esa decisión que lo pusieron en la mira de un posible caso de corrupción afectando su puesto como presidente de la FIFA y su reputación en el medio del futbol.
Aunado a estas declaraciones que comprometen la buena organización del evento, el cual tuvo que moverse incluso de fechas para poder llevarse a cabo, se suman las denuncias de diversas organizaciones como Amnistía Internacional, que acusa los abusos contra trabajadores migrantes que laboraron a marchas forzadas para levantar los estadios de futbol y otras construcciones que le dan forma a la reconstruida zona mundialista.
Uno de los casos denunciados por Amnistía es el de los migrantes de India, Bangladesh y Nepal, quienes trabajaron en la reforma del estadio Jalifa y sus alrededores con elevadas comisiones de contratación, condiciones de vida inhumanas, con pagas a destiempo, sin poder salir del país, sin poder cambiar de trabajo, bajo constantes amenazas y trabajos forzosos, una clara explotación y esclavismo en tiempos modernos.
Mientras tanto, constructoras, patrocinadores y la propia FIFA disfrutan de las ganancias multimillonarias de uno de los eventos más importantes y más vistos en el mundo, la Copa Mundial de Qatar 2022.
Otro factor que será complicado para los eventos deportivos y los visitantes de todo el mundo, quienes ya se dirigen a tierras árabes, será el calor extremo y húmedo que estará presente durante todo el torneo.
Ya no hay marcha atrás y el próximo domingo 20 de noviembre sonará el silbato del árbitro para dar inicio a un evento deportivo que sólo durante un mes dejará millones en ganancias a pesar de las denuncias y las declaraciones del expresidente de la FIFA para un Mundial que nunca debió ser, y será cuestión de tiempo para ver qué consecuencias trae la corrupción que se vive también en el futbol mundial.