La inflación, definida como el alza en el Índice Nacional de Precios al Consumidor, es un fenómeno monetario, que tiene que ver con la cantidad de dinero que se intercambia en la economía, que se usa para demandar bienes y servicios. Considero dos de cuatro posibilidades, las relacionadas con los cambios en la demanda agregada, haciendo caso omiso de las relacionadas con los cambios en la oferta agregada.
Todo lo demás constante, si aumenta la cantidad de dinero que se intercambia aumenta la demanda agregada y el resultado es el alza en el Índice Nacional de Precios al Consumidor, inflación. Por el contrario, todo lo demás constante, si disminuye la cantidad de dinero que se intercambia disminuye la demanda agregada y el resultado es la baja en el Índice Nacional de Precios al Consumidor, deflación. ¿Quién es, en buena medida, el responsable de que la cantidad de dinero que se intercambia en la economía aumente o disminuya? El banco central, en nuestro caso el Banco de México (véase: https://www.razon.com.mx/opinion/columnas/arturo-damm-arnal/inflacion-exceso-dinero-494860).
Lo anterior quiere decir algo que he venido repitiendo desde que, en mayo de 2020, se inició el actual repunte inflacionario, contrario a la afirmación de que el mismo ha sido importado: que la inflación y sus repuntes una de dos, o son provocados o son permitidos por la autoridad monetaria, el Banco de México, por lo que no hay manera de negar su responsabilidad, ya sea generando presiones inflacionarias e inflación, por aumentos en la demanda agregada, consecuencia de haber aumentado indebidamente la cantidad de dinero que se intercambia en la economía, o ya sea permitiendo que las presiones inflacionarias, ocasionadas por reducciones en la oferta agregada, que pueden ser consecuencia de reducciones en importaciones y/o en producción nacional, se traduzcan en inflación, consecuencia de no haber reducido debidamente la cantidad de dinero que se intercambia en la economía, siendo más fácil aumentarla que reducirla (véase: https://twitter.com/ArturoDammArnal/status/1557958959541223424).
Todo lo anterior, difícil de explicar en el limitado espacio de una columna periodística, tiene que ver con el siguiente (¡increíble!) párrafo, tomado del documento Instrumentación de la Política Monetaria a través de un Objetivo Operacional de Tasa de Interés, del Banco de México: “Un banco central no puede controlar directamente la inflación ni las variables que la determinan”, lo cual contradice mi afirmación de que la inflación y sus repuntes, o es ocasionada o permitida por los bancos centrales, no habiendo manera de negar su responsabilidad en la pérdida del poder adquisitivo del dinero.
Afirmo exactamente lo contrario: “Un banco central sí puede controlar directamente la inflación, porque puede controlar, en muy buena medida, la variable que la determina: la cantidad de dinero que se intercambia en la economía, variable que nunca es mencionada por las autoridades monetarias cuando tocan el tema, tal y como puede comprobarse en el más reciente Anuncio de Pollita Monetaria, del 10 de noviembre, en el cual, a la hora de explicar las causas de la elevada inflación, en ningún momento se hace referencia (¡increíble!) a la cantidad de dinero que se intercambia en la economía.