Comenzó la fiesta del futbol en Qatar en medio de prohibiciones como el consumo de alcohol y manifestaciones de protesta por la violación a los derechos de las mujeres. Días antes, un periodista de Medio Oriente habría hecho público un supuesto soborno por 7.8 millones a ocho jugadores ecuatorianos para que perdieran el partido inaugural 1-0; sin embargo, la justa deportiva arrancó con la derrota de Qatar por 0-2, en favor de Ecuador.
En el discurso inaugural por parte del emir Tamim bin Hamad Al Thani se resaltó la unión entre naciones y se celebró la diversidad en un país que castiga la homosexualidad, vulnera los derechos humanos de las mujeres, maltrata a los inmigrantes y amenaza la libertada de expresión de periodistas y cibernautas con la cárcel.
Momentos antes de la inauguración del Mundial se hizo presente un desplegado en el famoso Puente de los Poetas de París con la frase "La FIFA mata. Copa del Mundo 2022: 6,500 muertos”, relacionado con el maltrato de trabajadores migrantes que trabajaron a marchas forzadas y en condiciones inhumanas durante los preparativos de la Copa Mundial.
Ante el llamado para boicotear la copa de futbol, la FIFA, encabezada por Gianni Infantino, se alió a los programas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para llevar campañas sociales a Medio Oriente y así intentar lavarle la cara a una institución envuelta en corrupción y señalamientos de posibles sobornos para acreditar el Mundial a países que actuaron por conveniencia, como es el caso de Qatar.
Ante este panorama, Infantino tiene razón en algo, el futbol es un pegamento que une naciones y sociedades enteras, es una fiesta del deporte y por eso se debe mantener lo más limpia posible, pero no podemos olvidar que al final es un negocio multimillonario en manos de una élite que aprovecha sus conexiones y acceso al poder bajo el sello de la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA).
A pesar de todas las críticas y escándalos que envuelven este Mundial, los aficionados siguen llegando de todos los rincones del mundo para apoyar a su selección y vivir en carne propia una de las competencias más importantes en el mundo.
Los grandes faltantes en esta competencia mundialista serán los derechos de las mujeres y de los homosexuales, la no discriminación y la libertad de expresión en un régimen conocido por su intolerancia escudada en la religión.
