Marsha M. Linehan: de su infierno personal al desarrollo de una psicoterapia

CLARAMENTE

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.

Chicago, 1964, Marsha (21 años) está sola en su dormitorio de la Asociación Cristiana de Jóvenes (YMCA), donde consiguió vivir con su poco presupuesto y su modesto trabajo de mecanógrafa, cuando de pronto, se siente en medio de una crisis, no desea quitarse la vida como en otras ocasiones, pero quiere cortarse (una autolesión), para evitarlo busca ayuda y llama a una clínica que ofrece servicio en caso de crisis emocionales, le contestan que no hay nadie que la atienda y ella les explica “estoy aterrorizada, pues siento el deseo de hacerme daño y me urge que me ayuden”.

Cuelga y se lesiona con un cuchillo en la muñeca, tiene práctica pues lo ha hecho muchas veces, se calma, se pone una venda y se va a dormir. Minutos después llega la policía, la clínica dio aviso, en esa época en algunos estados de la Unión Americana los intentos de suicidio se consideraban penados por la ley y ameritaban prisión, en este caso fue llevada al hospital psiquiátrico. Marsha está muy asustada, por episodios similares estuvo dos años internada en Tulsa, su objetivo en Chicago es por fin regresar a sus estudios y hacer algo diferente a vivir en instituciones psiquiátricas, nuevamente queda atrapada, recibió el diagnóstico de esquizofrenia y sólo le fue posible salir de alta porque su hermano Earl (23 años), quien vivía en la misma ciudad, aceptó ser su cuidador ante un juez.

Marsha proviene de una familia estadounidense convencional de Oklahoma, fue la tercera de seis hermanos, era excelente estudiante, tocaba piano, muy popular y guapa entre sus compañeros de clase; sin embargo, se sentía inadecuada en su familia. A los 17 años tuvo fuertes cefaleas y tristeza, el doctor de la familia recomendó ingresarla en un hospital psiquiátrico donde estuvo internada por dos años, recibió terapia electroconvulsiva, sus principales síntomas eran sus deseos de suicidarse, se quemaba y cortaba en los brazos, recibió varios diagnósticos, pero ella aclaró en su biografía publicada en 2011, Building a Life Worth Living, que en realidad sufría de Trastorno Limítrofe de la Personalidad.

Durante su sufrimiento no encontraba respuestas, tomó la decisión de dedicarse a la salud mental y diseñar una terapia en la que el tratamiento fuera exactamente como ella hubiera querido ser tratada cuando estaba en sus quiebres emocionales.

Estudió psicología y después obtuvo maestría y doctorado en investigación, posteriormente hizo una formación como psicoterapeuta cognitiva tratando pacientes con riesgo suicida. Desarrolló una forma de psicoterapia llamada Dialéctica Conductual, se identifica con las siglas DBT o TDC: combina diversas técnicas cognitivo-conductuales dirigidas a la regulación emocional, con los conceptos de tolerancia a la angustia, aceptación y la plenitud de la conciencia derivada de la práctica de meditación budista. Incluye cinco componentes: terapia individual, entrenamiento grupal en habilidades para enfrentar afectos dolorosos, soporte telefónico, tratamientos auxiliares y un grupo de consulta para los terapeutas.

Uno de sus grandes logros fue que en 1980, consiguió que el Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH), una agencia del gobierno estadounidense, apoyara su investigación con fondos federales, lo cual le permitió llevar a cabo ensayos clínicos randomizados para comparar la terapia estándar conductual con DBT en grupos de pacientes con historia de trastorno limítrofe de la personalidad y varios intentos suicidas en periodos de 12 meses, demostrando la eficacia de su tratamiento de donde se desprenden publicaciones internacionales y el reconocimiento de los expertos mundiales en el logro de este desarrollo científico y que gracias a su trabajo miles de vidas han sido salvadas a lo largo de todo el mundo.

La doctora Linehan actualmente tiene 79 años, sigue trabajando como investigadora en la Universidad de Washington en Seattle, da conferencias y trabaja en la expansión del Modelo Dialéctico Conductual de Linehan para que otros países tengan acceso tanto a la formación de terapeutas como a tratamiento de pacientes, en México los sitios web oficiales son DBT Iberoamérica y Fundación Foro.

En sus palabras: “Estaba en el infierno e hice una promesa: volveré y ayudaré a salir a otros”.

Con esta columna cierro un año y me despido temporalmente para dedicarme a nuevos proyectos profesionales.

A mis lectores les agradezco su constancia y compañía, espero regresar pronto para seguir compartiendo mi trabajo.

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