Ya desde el siglo XIX los ingleses sabían que era importante reconocer a las personas que se encargaban de los servicios en sus casas y así surge el Boxing Day, la acción consistía en darles el 26 de diciembre como día libre, una caja con regalos y la comida que había quedado del banquete que el día anterior habían tenido que atender y aunque nos puede parecer una acción precaria, sobre todo, porque en México después de muchos años de lucha ya las personas trabajadoras del hogar son reconocidas como tales y, por tanto, sus derechos laborales y la obligación de la fuente empleadora de inscribirla en el Instituto Mexicano del Seguro Social. Sin embargo, han de saber que hay quienes ni el Boxing Day tienen hoy en día en nuestro país.
Es indiscutible que el tema de derechos laborales es un derecho humano fundamental, que implica recibir un salario justo y tener las prestaciones que mandata la ley, como horario de trabajo, salario mínimo, compensaciones y vacaciones entre otras. Sin embargo, muchas de las personas trabajadoras del hogar no gozan de ninguno de estos derechos, que son tan elementales para cualquier otro tipo de trabajo y es que se ha construido una relación malsana, entre la fuente empleadora (la patrona) y su trabajadora. Relación que valdría mucho la pena analizar y que puede tener un origen a partir de los roles preestablecidos por el género de las personas. Es decir, si eres mujer te toca limpiar la casa y atender a la familia y a lo más que puedes aspirar es tener a otra mujer que te ayude y para quien tampoco será vista esta actividad como un trabajo, sino como algo implícito a su naturaleza de ser mujer y que, además, la paga será como algo extra para que ayude en su casa, no como un salario dado a una trabajadora.
Por otro lado, se ha construido tal familiaridad entre ellas y las y los integrantes de la familia que entonces se argumenta que no es considerada una trabajadora, que la quieren como parte de la familia, con lo que se justifica la ausencia de derechos laborales. Ver para creer, cuando sea una adulta mayor y la cuiden y apoyen económicamente. El trabajo en casa puede ser de entrada por salida o de planta, como se dice, y quienes llevan la peor parte, porque con eso de que son casi de la familia que hasta comen lo mismo, tienen tele en su cuarto y no pagan renta ni luz, pues siempre debe estar disponible para atender a los niños y a las niñas cuando llegan de la escuela, al señor de la casa a la hora que llegue, sin contar con un horario determinado, porque son de la familia y para ella siempre hay que estar.
Ojalá estos días te detengas a pensar cómo es la relación con tu trabajadora del hogar, como la tratas y lo importante que es garantizarle derechos laborales. Ella como tú también necesita seguridad social, ellas como tú también tienen derecho a un futuro y, por lo pronto, un aguinaldo justo.