Uno de los segmentos de la vida económica que mejor desempeño han mostrado en la presente administración ha sido el relativo al mercado laboral. Sin que los resultados hayan sido necesariamente los óptimos y difíciles de presumir, pues ante las grandes calamidades acaecidas entre 2020 y 2022 (Covid, crisis económica y alta inflación), esperar un progreso significativo en materia de empleo y salarios estaba realmente complicado para cualquier economía sobre el orbe.
Respecto al empleo, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), en su punto más álgido, abril de 2020, se perdieron alrededor de 12.5 millones de puestos de trabajo. Incluso, cifras del IMSS, confirman una pérdida de casi un millón de empleos formales en julio del mismo año. La diferencia entre ambas cifras indica que la pérdida estuvo principalmente ubicada en el sector informal de la economía.
El mensaje que mandan estas cifras, que más que una estadística negativa, se refiere un daño profundo al bienestar de las personas, que vale la pena decir fue resarcido con relativa prontitud. A diferencia del nivel de producción que tardó dos años y medio en recuperar los niveles precrisis, el empleo tuvo una recuperación más franca y menos prolongada. Para el caso de la población total reportada por la ENOE, en octubre de 2021 se rebasó el nivel que se tenía previo a la crisis, e incluso, en noviembre del año pasado ya el empleo superaba en tres millones de puestos de trabajo el nivel de marzo de 2020.
En igual sentido, el empleo formal medido con la estadística del IMSS recuperó también el nivel precrisis un año y medio después de la caída más profunda y también supera el nivel precrisis en casi un millón de empleos. En adición, la nueva ley del outsourcing coadyuvó a mantener, e incluso, incrementar la nómina de empleos formales, cuya entrada y salida del mercado laboral es mucho más costosa que en el empleo informal.
Por el lado de los salarios el balance luce todavía menos negativo. Si tomamos como indicador relevante la remuneración promedio de los trabajadores que cotizan al IMSS, tenemos que no han disminuido a pesar de los enormes avatares que han dañado la economía a lo largo de esta administración, por el contrario, ajustado por la inflación; es decir, en términos reales, el salario referido se ha incrementado 12% durante la presente administración. Un logro sin duda importante en un contexto donde la crisis económica incrementó la pobreza a nivel nacional.
Si bien son varios los factores que explican el incremento a los salarios, buena parte de esta política favorable sobre el salario promedio de cotización al IMSS tiene que ver con la política de salario mínimo aplicada. Durante la presente administración la remuneración mínima se ha incrementado 82% en términos reales. Si bien esta medida favorece sólo a una fracción menor de la población ocupada, genera un efecto al alza hacia arriba de la estructura salarial.
Tiene en general un saldo positivo la dinámica del mercado laboral durante la administración actual. Desafortunadamente, de cara a un escenario de desaceleración productiva, los resultados no serán muy prósperos en este año.