Eso de las coaliciones electorales es cada vez más parecido a un negocio. Ya lo vio usted, en Coahuila, los “aliados” del partido en el Gobierno vieron una oportunidad de crecer y quedarse con la gubernatura y zas, les dieron la espalda.
Imaginemos que no, que no tienen chance de ganar, pero sí de, llegado el momento, negociar mejores posiciones y finalmente sumarse o mejor dicho declinar —como se usa en el argot político— en favor del mejor posicionado.
En el Estado de México no es distinto. Nueva Alianza, que no tiene registro nacional, se unió a los tricolores, los azules y los amarillos, mientras que los verdes -que, si me acepta mi humilde opinión, es lo peor de lo peor– se sumaron a los morenos. ¿Por qué? Por la cultura de las prebendas políticas, ese sistema de botines que no acaba en el país.
Y el mejor ejemplo de lo que le digo es la unión de PAN-PRI-PRD. Un seudoamiguismo político con miras a la elección de 2024, en el que, como no tiene nada con qué negociar, el PRD se ha quedado en “stand by” o sea ahí, a un ladito.
El PRI se aseguró de asignar candidatos para los procesos estatales de este año y el PAN acaparará la del candidato o candidata presidencial. En su papel de golpeador de la coalición -sino me cree sólo escuche usted las conferencias en las que le toca hablar a Jesús Zambrano- el partido del sol azteca se queda como chinito “nomás milando”.
Peeeero, no todo es miel sobre hojuelas entre los tricolores y los pitufos, no señor. Mientras Marko Cortés se toma fotos con Alejandro Moreno, se levantan la mano y aseguran que la alianza está más fuerte que nunca, por otro lado, mantiene la puerta abierta con la disidencia de los priístas por si se ocupa abandonar los acuerdos.
Es decir, sí vamos en alianza, sí nos repartimos las candidaturas, sí nos tomamos la foto, pero al final, no confío en ti Alito Moreno, o cómo diría mi abuela Dondinéa: “La mayor seguridad, estriba en la desconfianza”.
Es por ello que la zona hotelera de Polanco en la CDMX, se ha convertido en un punto de encuentro donde son constantes los cafés casuales entre Claudia Ruiz Massieu, Miguel Ángel Osorio Chong y el dirigente nacional del PAN, Marko Cortés.
¿Para qué? Los dos priistas son la contra de Alito y le han pedido a Marko que no los deje fuera de las decisiones de la Alianza Va por México. ¡Oh la lá! Por lo pronto, los senadores del tricolor han negado esos encuentros y afirman que sólo han tenido la oportunidad de “saludar” al líder panista. ¿Será que en una de ésas le advirtieron que si se descuida de Alito, se va a querer colar para la grande?
Como sea el caso, Marko tiene abierta esa puerta por si Alito se los quiera agandallar o no respeta los acuerdos de la Alianza. Lo ve, como le decía al inicio de este texto, se trata ni más ni menos de un negocio político en el que todos, azules, guindas, rojos, amarillos, verdes y turquesas, son iguales.
En el baúl. Muy raros fueron los “espontáneos” saludos de futbolistas mexicanos al secretario de Gobernación, Adán Augusto López. Como raro es también, que en los últimos días su equipo de comunicación se ha robustecido y ahora ya documentan y difunden todas y cada una de las actividades del funcionario federal, cuando hace un año se decía que era un secretario que “ni hablaba”. Pero no se confunda, el tabasqueño no está en campaña… Jajajaja!
Basta por hoy, pero el próximo domingo… regresaréeeeeeeee!!!