El peso y sus razones

BRÚJULA ECONÓMICA

Arturo Vieyra*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

En medio de los fuertes temores ante la alta inflación y sobre una posible recesión en Estados Unidos, la paridad peso frente al dólar muestra una fortaleza singular que ha sorprendido a analistas y a los participantes en el mercado.

Desde su pico alcanzado a principios de marzo del año pasado cuando el tipo de cambio registró un nivel de 21.36 pesos por dólar, la moneda mexicana ha venido fortaleciéndose, pasando por un periodo de relativa estabilidad entre abril y octubre con un promedio de 20.13 pesos, para posteriormente, desde noviembre, continuar fortaleciéndose hasta alcanzar un nivel de 18.6 pesos a mediados de este mes. Es decir, la moneda mexicana ha registrado una apreciación de 13%, desde su pico del año pasado y de 8% respecto a octubre, movimiento que, sin lugar a duda posiciona al peso como una de las monedas más fuertes de los mercados emergentes.

Para entender de manera más precisa las razones que explican la fortaleza del peso frente al dólar, hay que tener muy claro la relación entre ambas monedas; es decir, el tipo de cambio es un precio que, bajo condiciones de libre flotación, su nivel viene determinado principalmente por las condiciones de oferta y demanda de dólares. En adición, existen factores derivados de la especulación y la incertidumbre financiera que priva en los mercados que también de manera coyuntural afectan el nivel de la paridad.

Existen causas de carácter coyuntural y otras estructurales que explican el comportamiento del peso. Entre las de coyuntura perfilan varias muy importantes: (1) el debilitamiento del dólar frente al conjunto de monedas emergentes que anticipa la próxima recesión en Estados Unidos. Se trata en consecuencia, de un fenómeno global; (2) el aumento de la tasa de interés por parte de Banxico y la perspectiva de que permanecerá alta en los próximos meses apuntando a un fuerte diferencial positivo frente a la tasa de Estados Unidos, hecho que seguirá motivando la entrada de capitales; y (3) mayores ingresos petroleros.

Si bien estas tres razones son bastante fuertes para respaldar la actual posición del peso frente al dólar, las causas “estructurales” son aún más contundentes. Menciono sólo tres. En primer lugar, la demanda de dólares no muestra ninguna presión debido a que el déficit externo o de la cuenta corriente es ampliamente financiado con la entrada de la Inversión Extranjera Directa, al tercer trimestre del año pasado esta última era equivalente a 2.5 veces el déficit externo. En segundo lugar, el balance del sector público hasta noviembre del año pasado fue mejor a lo programado, y es previsible que este año tampoco se ponga en riesgo a la estabilidad de las finanzas públicas. Finalmente, las reservas internacionales alcanzan un nivel alto cercano a los 200 mil millones de dólares que da fuerza a Banxico y certeza al mercado frente cualquier ataque especulativo.

Si bien todas estas razones pueden explicar la fortaleza del peso mexicano frente al dólar, no queda excluida la posibilidad de un deterioro/depreciación en el futuro próximo, pero considero que sería menor. Finalmente, hay que recalcar que, si bien el ambiente político influye en los mercados financieros, actualmente es un elemento secundario, reitero, el tipo de cambio es un precio, no un indicador del buen o mal desempeño de un gobierno. Considerarlo así, podría llevar a malas decisiones de política económica.

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