El cambio de lugares, en la mesa principal, durante la ceremonia de aniversario de la Constitución el domingo en el Teatro de la República en Querétaro, para alejar a los presidentes del Congreso y del Poder Judicial del titular del Ejecutivo federal, y la reacción de ambos, caló, y hondo, a éste, quien a su estilo y para no admitir que la ministra presidenta del alto tribunal de justicia haya permanecido sentada al concluir él su mensaje y era aplaudido, dijo que le dio mucho gusto porque “eso no se veía antes, cuando los ministros de la Corte eran empleados del Presidente”.
Lo de la ministra Norma Lucía Piña Hernández fue simplemente una reacción no sólo a la descortesía de haberla ubicado al lado del diputado Santiago Creel Miranda, presidente del Congreso, en el extremo de la mesa principal, sino una clara actitud de respuesta a las reiteradas críticas que ha recibido del presidente Andrés Manuel López Obrador, desde que ella fue electa como titular del Poder Judicial, y que deja claro que éste dejó de estar sometido a su voluntad, como desde el inicio del sexenio.
DE ESTO Y DE AQUELLO…
Ninguna necesidad había de fijar distancia entre el Presidente de la República y los del Congreso de la Unión y de la Suprema Corte de Justicia, cuando es de sobra sabido que la hay desde que Santiago Creel y la ministra Norma Lucía Piña Hernández, fueron electos para ocupar esos cargos y, que, en las mañaneras no se desaprovecha ocasión para arremeter contra ambos.
Los consecuentes señalamientos y reclamos de uno y otra al Ejecutivo Federal en sus discursos del domingo, deben ser para el “genio” que ordenó ignorar el protocolo en esa solemne ceremonia y disponer el alejamiento de su jefe, que seguramente nunca esperó la reacción que tendría esa descortesía, y ayer tuvo que apechugarla, al tratar de encontrarle el lado “positivo”, aunque sin dejar de criticar a la ministra presidenta de que no se levantó porque “a lo mejor estaba cansada”.
Por lo demás, la ceremonia dominical por los 106 años de la promulgación de la Constitución, fue aprovechada por las dos “corcholatas” que asistieron, el secretario de Gobernación y la Jefa de Gobierno de CDMX, para ser apapachados por los gobernadores que los apoyan y tomarse las selfies, como lo hacen cada vez que llegan a ciudades del interior de la República.
Después del empeño en demostrar que el presidente López Obrador quiere mantener lejos a los del Congreso y la Corte, que nadie se extrañe que eso tenga consecuencias legislativas y judiciales con varios de los importantes asuntos que están pendientes en ambas sedes.