Desde un atiborrado Zócalo capitalino y en calles y avenidas de ciudades del interior del país y de Estados Unidos y Europa, decenas de miles de ciudadanos exigieron y comprometieron a los ministros de la Suprema Corte de Justicia a declarar inconstitucional el Plan B de reforma electoral con el que el Presidente Andrés Manuel López Obrador intenta demoler el INE, devolver al gobierno el manejo de las elecciones y “facilitar una ruta a la dictadura electoral”, sostuvo su paisana, la periodista Beatriz Pagés.
Frente a un doblemente amurallado Palacio Nacional y cerca de la sede del máximo tribunal de justicia del país, ella, directora de la revista Siempre! y el ministro de la Corte en retiro, José Ramón Cossío, únicos oradores en esa significativa concentración de mujeres, jóvenes y adultos apretujados en la plancha de concreto, demandaron respetuosa pero enérgicamente a los 11 integrantes del alto tribunal a defender la democracia en el país, impedir el debilitamiento del árbitro electoral y rechazar la retrógrada iniciativa del Ejecutivo federal.
DE ESTO Y DE AQUELLO…
Seguramente que ni el Presidente, ni dirigentes y militantes de Morena, se imaginaron que la marcha-concentración ciudadana convocada la mañana de ayer, llenaría no solamente el Zócalo —del que él se siente dueño— sino también las calles adyacentes, entre ellas la de Pino Suárez, sede de la Corte cuya escalinata de acceso fue cubierta de arreglos florales.
Por eso, Beatriz Pagés, directora de la revista Siempre!, recordó que “ni el Zócalo ni el país es de un solo hombre, porque México es de todos o no es de nadie” y que callar nos haría cómplices de un crimen de Estado en contra de la democracia, de una reforma electoral para despedazar al INE.
Contrario a lo que algunos esperaban, de que respondiera a las graves e infamantes acusaciones que le hiciera el Presidente López Obrador en una mañanera de la semana pasada, el ministro en retiro, José Ramón Cossío, expresó su confianza en que el máximo tribunal de justicia preserve la vida democrática del país y revierta su Plan B electoral.
Recordó, sin embargo, que “hasta ahora, los ministros sólo han escuchado las palabras ofensivas del Presidente y de sus seguidores”, pero que quienes estaban en el Zócalo querían hablarles con otro lenguaje, el de la confianza y el respeto que corresponde a los demócratas.
Y decirles a aquellos que sabe “de las dificultades y presiones a las que están sometidos por quienes quieren apropiarse del sistema electoral mexicano”, pero confía en su talante democrático y en su capacidad de comprender la gravedad de las decisiones que toman para preservar la vida democrática del país.
Fracasaron las burdas provocaciones morenistas al ver repleto el Zócalo.
