A propósito de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer y, por otra parte, la temporada de galardones fílmicos, que tendrá el próximo domingo su momento culminante, con la entrega de los premios de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas (de Estados Unidos), coloquialmente denominados como los premios Oscar, me refiero a tres extraordinarias películas que abordan diversos temas desde distintos enfoques feministas y de género.
Empiezo con Women Talking (Ellas Hablan, Sarah Polley, 2022), nominada a dos premios Oscar —mejor película y mejor guion adaptado, coautoría de la propia directora con Miriam Toews, autora también del libro en el que está basada— trata sobre la brutal historia de una comunidad menonita en la que las mujeres son sometidas a toda clase de abusos sexuales (el énfasis está en las violaciones perpetradas por hombres de la comunidad, que utilizan fármacos para drogar a sus víctimas). Lo más espeluznante es que la historia está inspirada en sucesos reales, ocurridos hace apenas unos quince años, en la comunidad menonita de Manitoba, en Bolivia. Con las pesadas losas de la estructura patriarcal y de las convicciones y creencias religiosas, el grupo de mujeres debe decidir entre quedarse en la comunidad y perdonar, quedarse y pelear, o irse al exilio. Con un estupendo reparto de actrices, lideradas por Rooney Mara, Claire Foy y —aunque breve, muy contundente— Frances McDormand, es de destacar la relevancia del actor trans August Winter, quien interpreta a un complejo personaje no binario, Melvin, un adolescente transmasculino que, a manera de protesta y coraza ante los abusos de la comunidad, sólo habla con los niños. La película es brutal y conmueve al espectador por lo contundente de una violencia que es apenas explícita, pero que perturba de tal forma que no hay escapatoria.
Más nominaciones (seis, incluyendo también la de mejor película) tiene Tár (Todd Field, 2022), una extraordinaria película que cuenta una historia muy potente de la era que vivimos. Cate Blanchett, en una de las mejores actuaciones de su vida —lo cual no es poco decir—, se mete en la piel de una compositora y directora de una de las mejores orquestas del mundo. Ser lesbiana y triunfar avasalladoramente por sus méritos y talento, en un ambiente predominantemente patriarcal, no le fue suficiente para salvarse de la tiranía de “los ofendidos”, que utilizan las redes sociales para “cancelar” a cualquier persona y aniquilar su reputación. El éxito de esta mujer es intolerable para los pigmeos que la rodean. Resulta delirante la escena en la que su personaje da una clase magistral de música y cómo un fragmento de ella es editada a modo para el festín de las redes sociales, en un mundo en el que —como si cumpliera con alguna advertencia shakespeareana de un fatal destino— “lo único que se necesita para ser culpable, es que te acusen” (frase pronunciada por el personaje del antiguo director de la orquesta de Berlín, al que la protagonista sucede en el cargo).
Y la gran ausente en la 95ª entrega de los premios de la Academia será She Said (Al descubierto, Maria Schrader, 2022). Se trata de una esperadísima película sobre el caso que visibilizó en el mundo el abuso de poder en la propia industria cinematográfica, reproduciendo la impecable investigación realizada para el New York Times por Jodi Kantor y Megan Twohey en la vida real, interpretadas en la pantalla grande por Zoe Kazar y Carey Mulligan, respectivamente, sobre el caso Harvey Weinstein, el otrora todopoderoso magnate de Miramax. La presencia de Ashley Judd, como pionera de las denunciantes en la película, es central para entender las complejidades y las etapas del proceso. Fue, nada más y nada menos, el caso que detonó el movimiento #MeToo. Podrá no estar nominada, pero es de visión indispensable.