Salario mínimo y desempleo (2/2)

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

Los datos observados de 2019 a 2022, y el predicho para 2023, desmienten la teoría que afirma que el salario mínimo, impuesto por el gobierno por arriba del salario de mercado, genera desempleo, y que a mayor aumento al salario mínimo mayor será el desempleo, aumentos salariales que entre 2019 y 2023 han sido, comparados con los del pasado reciente, considerables.

Durante los primeros cinco años del gobierno de Peña el aumento promedio anual al salario mínimo fue 5.88 por ciento y la tasa de desempleo, también en promedio anual, fue 4.44 por ciento de la población económicamente activa (los mayores de 15 años que buscan trabajo: si lo encuentran se vuelven población ocupada; si no lo encuentran, y siguen buscando, son población desocupada). A lo largo de los primeros cinco años de la 4T el incremento promedio anual al salario mínimo fue 18.68 por ciento y la tasa de desempleo, también promedio anual, será (prediciendo 3.53 por ciento para 2023), del 3.79 por ciento. Mayores incrementos al salario mínimo (18.68 contra 5.88) y menor tasa de desempleo (3.79 contra 4.44).

Los datos observados desmienten la teoría básica, que se enseña en los primeros cursos de economía, misma que tiene un error: considerar que sólo existe un precio de equilibrio, en este caso un salario (el precio del trabajo) de equilibrio, al cual se iguala la cantidad demanda con la ofrecida, en este caso la cantidad demanda de trabajo, de parte de los empleadores, con la ofrecida, de parte de los trabajadores.

En la realidad existen varios precios de equilibrio, que se determinan dentro de los límites de lo que llamo la banda de fluctuación de precio (concepto que ya está en La Riqueza de las Naciones de Adam Smith, 1776, libro primero, capítulo siete, donde trata del precio natural y del precio de mercado de las mercancías), cuyo límite inferior, en el caso del salario, está dado por el mínimo salario (que no hay que confundir con el salario mínimo), a cambio del cual le conviene al trabajador ofrecer trabajo, y cuyo límite superior está dado por el máximo salario a cambio del cual le conviene al empleador demandar trabajo. Entre estos dos límites se fija el salario, y cualquiera que éste sea será un salario de equilibrio, que iguala cantidad demanda y ofrecida de trabajo, encontrándose ese marcado laboral en equilibrio.

Supongamos, uno, un límite superior de la banda de fluctuación del salario de $1,000 y uno inferior de $500. Supongamos, dos, que el salario es $750. Supongamos, tres, que el salario aumenta, por disposición gubernamental, a $900, salario que todavía está dentro de los límites de la banda de fluctuación, por lo que es un salario de equilibrio, que no genera mayor desempleo. Ese nuevo salario, de $900, estrictamente hablando, no es un salario mínimo, que es el que el gobierno impone por arriba del salario de equilibrio, lo cual, considerando la banda de fluctuación, quiere decir por arriba del límite superior de la misma, en este caso $1,000.

¿Cómo explicar que los datos observados de aumentos al salario mínimo y desempleo desmienten la teoría? Por el hecho de que esa teoría, la básica, corresponde a un caso excepcional (¿inexistente?), el de un solo precio de equilibrio, siendo que, en la gran mayoría de los casos (¿todos?), dada la banda de fluctuación, hay más de un precio de equilibrio.

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