El camino fue trompicado, pero al final el desenlace tuvo elementos positivos. Muchas de las dudas sobre la relación de algunos aspirantes a ser consejeros del INE con diferentes actores y organizaciones políticas no quedaron del todo claras, pero al final todo indica que existe consenso respecto a las cuatro personas elegidas.
También quedó claro que el proceso se desarrolló de una manera profesional, aunque haya quedado en duda la forma en que se prepararon los diferentes exámenes, en muchos casos hubo señalamientos por parte de los aspirantes por la forma en que estaba diseñado.
Como fuere, el proceso se cumplió y quisiéramos pensar que dejó enseñanzas a futuro. Lo que hubiera sido idóneo es que el diseño en las diferentes fases, nos referimos en particular a los exámenes, debió contar con el apoyo de instituciones como el Coneval que tiene una experiencia probada en la materia.
Lo que se tiene que valorar es que la elección de los cuatro consejeros del INE nos mostró que en el país existen muchos especialistas de alto nivel en materia electoral. Por la información que se tiene algunos de los que no alcanzaron a estar en las quintetas finales eran personajes reconocidos por su capacidad, conocimientos e historial.
El mecanismo para tomar la decisión final no fue necesariamente el mejor, porque se optó por la insaculación porque no se pudieron poner de acuerdo una vez más.
Con el Inai pasa lo mismo, aunque en este caso las diferencias, dicen, están al interior de Morena, y también cabe que se ande haciendo tiempo, porque es claro y sabido que el Presidente no tiene la más mínima empatía con los institutos autónomos.
Con el INE predominó una vez más la propuesta del Presidente, quien no comparte la idea de que a través de los acuerdos entre las fuerzas políticas se puede llegar a decisiones colectivas y de consenso.
López Obrador propuso e impuso la insaculación. No quería ni quiere acuerdos lo que inevitablemente lleva a terrenos de visiones unilaterales de las cosas, lo cual si se hace una revisión de su historial político es una constante.
Bajo esta perspectiva se niega la posibilidad del diálogo y de entendimientos que puedan enaltecer la pluralidad en la toma de decisiones. Al final el proceso se llevó a cabo a través de exámenes para con las cuatro quintentas centrar el proceso en la multicitada insaculación. Lo que es un hecho es que al final una vez más se hicieron a un lado la posibilidad de que existieran acuerdos para fortalecer las decisiones.
Independientemente de esto, reiteramos que el balance y el desenlace tienen elementos positivos. Los nuevos consejeros son personas preparadas y se espera que respondan a lo que exige la sociedad y no a los vaivenes de la política.
Estamos en los tiempos de Morena, pero nada garantiza que se mantenga en el poder durante muchos años, porque como es bien sabido en la política y en la vida no se gana para siempre y no se pierde para siempre.
Los nuevos consejeros tendrán que responder a los muchos países que somos al mismo tiempo. Vamos siendo producto de los procesos electorales que vamos viviendo. Su trabajo deberá de confirmar la imparcialidad a la que han apelado en el proceso de selección, y que en la aplicación de sus conocimientos estén del lado de la sociedad.
Deben garantizar la pluralidad, la democracia, la libertad y el derecho electoral ciudadano de votar libremente por la opción que cada persona decida y que su voto cuente.
Esto es lo que ha hecho el INE en los últimos años, lo cual por alguna razón el Presidente no ve o no quiere ver. Parece que ahora más bien vamos a entrar en el terreno de las amenazas y acusaciones hacia los exconsejeros.
RESQUICIOS.
Personaje controvertido, de luces y sombras. Hombre fundamental en el desarrollo de la cultura y los libros al amparo de la Universidad de Guadalajara. Raúl Padilla tomó una decisión personal al límite para llegar al final de su vida.
