No dicen nada/Cantan

LAS CLAVES

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

Enrique Fierro (Montevideo, 1941-Austin, Texas, 2016): poeta, crítico literario, traductor y docente. Publica a los 23 años el poemario De la invención (1964), que fue elogiado por la crítica; a partir de 1967 sus poemas tuvieron cobijo en Marcha, El popular, Época y otros suplementos culturales. Traductor de Shakespeare y profesor invitado de la Universidad de Rostock, Alemania. Exiliado en México por muchos años al no poder regresar a Uruguay por la dictadura, realiza recopilaciones de poesías y se desempeña como traductor y académico universitario.

No dicen nada/Cantan. Antología 1964-2012 (FCE, 2022), selección tomada de toda la obra publicada por Enrique Fierro: recorrido por 48 años de trabajo con la palabra suscrito, entre otros poemarios, en De la invención (1964), Entonces jueves (1972), Capítulo aparte (1974), Breve suma (1976), Trabajo y cambio (1977), Fuera de lugar (1982), La savia duda (1996), Mutaciones (2002), Resta (2010) y Fraude (2012).

Entramos a estas páginas y los retumbos, impregnados en la fragilidad de un eco enlazado con estaciones donde la noche agrieta los disimulos, dan paso al diálogo de la luz con la certidumbre. “No hagas tanto silencio. /Mi alrededor / —no claro— / necesita la luz para seguirme. // Si no me sigues tú, / alrededor (oscuro) perderé”. Fierro bordea coordenadas arriesgadas y asume los acasos desde la continuidad de consonancias que germinan tejidas a pronunciaciones tornadizas: “La intensa / consecuente /mutación / de la fuerza / de lo esférico torturante: // ¿Quién /Inclinó / los jazmines / de la hipotética noche?”.

Estrofas labradas a tientas. Música de una cadencia frágil contigua a la perplejidad. Código que discurre en divergencia con lo cierto y se refugia en galerías emocionales mojadas por la bruma de una estación vaga: insinuaciones sacudidas por titubeos: disipaciones anímicas: “Barrúntase: perfidias, mes / de octubre, adolescentes. / Voces, tenazmente sucias, / que se lavan, limpian, /discriminan. Uno / ante otro, puede: / restarse, no / sólo sumarse. Oh, /asombro: asombrarse”. Sintaxis agreste: escisión vallejiana en ritmo/ritornelo donde la sombra obliga a las “vocales de la tarde” al clamoreo, nunca a la caída ni al acatamiento.

“La poesía intenta, aunque sea en vano (‘hablar por hablar / no decir nada / hablar en vano / escribir en vano’) constituirse en el lugar del lenguaje donde se conjugan espacios y tiempos que suprimen las falsedades en que vivimos cuando pretendemos hacer a un lado esa nuestra condición primera: la de ser exiliados”, suscribe Fierro en Asteriscos sobre el exilio. ¿Por qué se escribe el poema? ¿Acaso para forjar con la palabra otro espacio? Fierro es un transgresor atribulado, un heredero que abreva en Trilce, conversa en el crespúsculo con Bernhard, porfía en los afines del piano de Felisberto Hernández y retoza en los tropeles de Beckett. La desmesura como un anhelo “de un día de febrero / en un campo verde / o amarillo”. Quizá la única respuesta sea la “abstinencia verbal, /ayuno de colores, / razones o juicios /inmutables, desprecio / de la música: / agonías, / venenos y visiones / (trama de tu poesía) restablecen la muda /música del poema”. Si, no dicen nada / cantan.

No dicen nada / Cantan

No dicen nada / Cantan

  • Autor: Enrique Fierro
  • Género: Poesía
  • Editorial: FCE, 2022
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