El método

DESDE LAS CLOACAS

El Duende*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

El método de elección para el “defensor de la democracia” que revelarán este lunes los dirigentes del PRI, PAN y PRD será todo, menos un mecanismo que lleve a los ciudadanos a encabezar esos esfuerzos de cara a la elección de 2024.

Durante el fin de semana, tras las reuniones de los consejos de la tríada que conforma la coalición, se dieron algunas pistas de lo que será el método a seguir para las y los interesados en ser el abanderado presidencial.

Por un lado, anunciaron que será un método de selección abierto a partidos y a ciudadanos. Esto —en la mente de las élites de los partidos, de las llamadas cúpulas— no para darle la oportunidad a un ciudadano cualquiera, a uno de a pie, no, esto nomás para taparle el ojo al macho.

Se lo digo porque también se discutió otro mecanismo, el de las mentadas firmas, de un universo de un millón, bajó a medio millón, luego a 250 y la última cifra manejada fue la de 150 mil firmas las que tenga que juntar el o la suspirante. Se requiere de una estructura, chica o mediana, para juntar este requisito.

El otro mecanismo abordado en las altas esferas partidistas fue el de la realización de encuestas para quitar la paja y dejar a los que verdaderamente hagan ruido y le puedan hacer frente y competir a cualquiera de las corcholatas que, dicho sea de paso, les llevan un año de ventaja.

Como se lo decía la semana pasada, cualquiera que sea el método que anuncien hoy Marko Cortés, Alejandro Moreno y Jesús Zambrano, será un mecanismo que, prometieron, se ajustará al marco constitucional sin pasarse por el arco del triunfo los estatutos de cada partido…, pero la realidad es que no.

La coalición Va por México seguirá el ejemplo de los morenos y alistan un método que, uno, no será ciudadano y dos, evadirá la legislación en materia electoral, esto último, para intentar ganar un poco del camino andado por los de enfrente.

Así que alistémonos entonces para ser testigos de un método Frankenstein que dejará en la candidatura a los de siempre, con pagos y cuotas de las cúpulas partidistas y con las mañas políticas ya conocidas por todos. ¿Y la democracia? bien gracias.

Por lo pronto, seguiremos viendo a las corcholatas recorriendo el país, haciendo propuestas absurdas para ganar adeptos, saludando a líderes charros, declarando que no violan la ley electoral y mandando mensajes al inquilino de Palacio Nacional para ser el o la ungida por el dedazo presidencial.

En el baúl. El caso del llamado “mini-INE” que salió a la luz la semana pasada, y que está integrado por exconsejeros electorales, exmagistrados, expresidentes del INE, así como del Tribunal Electoral y que le organizaría las elecciones primarias a Va por México, sin duda que fue leña para el fuego. Desde ya, el Presidente López Obrador se descosió en adjetivos como hipócritas, simuladores y farsantes.

El caso de especialistas exintegrantes del aparato electoral que hacen trabajos para partidos y hasta para el propio árbitro electoral no es nuevo. A mediados de noviembre del año pasado, le conté aquí mismo —en este espacio— que el exconsejero electoral Benito Nacif participaba en un despacho que vendía asesorías en materia de fiscalización al propio INE. ¡No me gusta decir se los dije, pero se los dije!

Basta por hoy, pero el próximo lunes… regresaréeeeeeeee!

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