Es muy lamentable y vergonzoso que el país ocupe el primer lugar en maltrato animal en América Latina. Sólo uno de 10 mil casos es castigado.
De acuerdo con un estudio realizado por el Instituto Belisario Domínguez (IBD) del Senado, México es el tercer país en el mundo de casos de maltrato animal, esto debido a la falta de leyes, de denuncias e incompetencia en las autoridades de los tres niveles de gobierno.
La UNAM estima que el 70% de los animales domésticos sufren algún tipo de maltrato, y más del 70% de los perros y 60% de los gatos en México se encuentran en situación de calle, lo que revela pésimas conductas de los dueños.
No podemos permitir, como legisladores, que México sea un paraíso para los agresores de animales, dado que ellos, al igual que nosotros, tienen derecho a una vida libre de violencia, al alimento, al cuidado y a ser parte de una familia.
Es increíble que en México no haya una ley federal que respalde u homologue el maltrato animal, ni que especifique la gradualidad y progresividad en las penas. Algunos estados, como Chiapas, ni siquiera cuentan con la ley en la materia.
Los casos de maltrato animal cada día son más visibles gracias a las redes sociales. Ahí están videos de perros corriendo atrás de los automóviles de sus dueños, luego de ser abandonados; también de aquellos que están olvidados en las azoteas, en los patios, encadenados y sin alimento; y peor aún, donde es explícita la violencia y crueldad animal.
Es imprescindible, necesario y urgente atender la agenda de los derechos de animales. No podemos ser indiferentes, hacerlo no hace cómplices del agresor y fomenta la impunidad.
La defensa de los derechos de los animales no sólo es obligación de las asociaciones civiles en la materia, sino de todos aquellos que gustamos de ellos, pero también, de aquellos que quizá no compartan la idea de tener una mascota, pero saben que ningún animal merece ser maltratado.
Se sabe, porque así lo han constatado investigaciones, que el maltrato animal está asociado a la violencia que vive una sociedad, y lamentablemente, en México el nivel de violencia se ha recrudecido.
Adoptar animales para maltratarlos es una muestra de la sociedad violenta en la que nos hemos convertido, así como un ejemplo de la importancia que tiene el atender la salud mental de niñas, niños y adolescentes.
Es indispensable que, desde casa, en la escuela, como adultos, enseñemos y eduquemos a nuestra infancia y adolescencia, a respetar a los animales y a hacer valer sus derechos. Nadie debe ni debería ser cómplice de un agresor.
Denunciemos sin temor el maltrato animal, hagamos valer sus derechos y eduquemos a niñas, niños y adolescentes a respetarlos. Un país en donde los animales son respetados es un país que se desarrolla en armonía y en paz. Digamos NO al maltrato animal.