Tarde, pero llegó.
Después de al menos dos años de monopolio morenista en la narrativa sucesoria, la oposición ha puesto, por fin, un pie en la carrera presidencial de 2024.
Esta semana, las dirigencias del PAN, PRI y PRD, acompañados de algunos representantes de la sociedad civil organizada, presentaron el método de selección del candidato o candidata que buscará hacerle frente a las adelantadas “corcholatas” morenistas.
El proceso de la Alianza Va Por México, que empieza formalmente la próxima semana, contará con tres etapas. De arranque, más de 15 nombres se anotaron a pelear por la nominación opositora a la presidencia.
Si bien es complicado el método, es difícil discutir la necesidad de cerrar la competencia a pocos nombres que busquen conectar y emocionar con el electorado. Llevar todo el proceso con todos los aspirantes diluiría los mensajes y apagaría el interés en el proceso.
Como siempre, el presidente López Obrador se adelantó y marcó los tiempos políticos. Con su fina operación política, cerró la puerta a cualquier tentación de ruptura entre los aspirantes Morenistas. Al adelantar los tiempos, dejó sin margen a Marcelo Ebrard y a Ricardo Monreal, que habían estado en boca de más de un impulsor de la alianza opositora en los últimos años.
Pero en este mismo proceso definido por el presidente, una cosa puede estar saliéndose de control para AMLO: las giras de sus “corcholatas” no emocionan. La falta de debate, contraste y confrontación de ideas entre los aspirantes, diseñada así por el presidente, han hecho que los mensajes de los aspirantes del oficialismo sean aburridos, monótonos y repetitivos.
Si bien Marcelo Ebrard trató de marcar la agenda en el arranque adelantándose a renunciar antes que ninguno a su cargo y ofreciendo una secretaría al hijo del presidente, nada más ha pasado en estas semanas de proceso interno morenista. En la disputa interna de Morena, donde se sabe que pesará más que nada la opinión del gran elector que es López Obrador, no habrá mucho que ver de aquí a Septiembre.
En este vacío, apareció la oposición. Y, quizá sin planearlo, la irrupción de una nueva aspirante, refrescó el proceso y atrajo la atención de muchos electores proclives a la oposición, que llevaban años esperando algo que rompiera la monotonía partidista. Esa aspirante es Xóchitl Gálvez.
A partir de este renovado interés por lo que suceda con la candidatura opositora, las siguientes semanas pueden ser claves en la disputa de la sucesión presidencial.
Más allá de Xóchitl, hay aspirantes con credenciales y discursos relevantes que pueden nutrir un proceso que hasta hace poco se antojaba desabrido. Santiago Creel, Francisco García Cabeza de Vaca, Enrique de la Madrid, Miguel Ángel Mancera y hasta José Ángel Gurría pueden dotar de contenido un proceso que ahora, ya tiene la atención de un importante sector de la población dispuesto a votar por una alternativa de cambio frente al gobierno actual.
La prioridad, a partir de ahora para los partidos y dirigentes de la sociedad civil, es blindar el proceso, cuidar la legitimidad de quien resulte electo y convertir en un activo la diversidad y las diferencias ideológicas y de trayectoria de quienes integran la coalición.
Si la oposición sale unida, con todos los participantes sumados y el proceso continúa emocionando y atrayendo la atención de quienes rechazan a López Obrador y su gobierno, la elección de 2024 podría no ser el día de campo que muchos anticipaban para Morena.
Rodrigo López San Martín.
Estratega y consultor político. Socio Director de Agencia Pública.
Rodrigo López San Martín es consultor y estratega político. Socio Director de la firma Agencia Pública. Ha asesorado a más de 30 candidatos y gobiernos en México y Latinoamérica. Ganador del Reed Award 2018 como Consultor Revelación.