Dejar la isla

LAS CLAVES

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Norge Espinosa Mendoza (Santa Clara, Cuba, 1971): poeta, ensayista y dramaturgo. Licenciado en Teatrología por el Instituto Superior de Arte de La Habana. Desde muy joven se relacionó con grupos teatrales y talleres literarios donde alcanza menciones en concursos provinciales y nacionales. Premio de poesía El Caimán Barbudo con su primer cuaderno: Las breves tribulaciones (1989). Sus obras teatrales han sido representadas por colectivos cubanos (Pálpito, Teatro El Público, Teatro de las Estaciones...) y conjuntos de Puerto Rico, Francia y Estados Unidos.

Leo en estos días iniciales del verano, Dejar la isla... y otras alucinaciones (Anónima Editores, 2020): Pequeña antología personal de Norge Espinosa Mendoza: textos de su trabajo lírico de 1989 a 2019. “Repaso los 30 años que median entre mi primer libro de poesía —que me permitió entrar en la sociedad letrada de Cuba, a una edad en la que no esperaba nada de esto, gracias al premio que gané en aquel entonces— y los versos mas recientes. Temo a los libros, por lo que tienen en sí de definitivo, de aparente obra sellada”, confiesa en la nota introductoria, el autor del muchas veces referido poema, “Vestido de novia”.

Compendio tomado de Cartas a Theo (1990), Las breves tribulaciones (1989), Los pequeños prodigios (1996) y Las estrategias del páramo (2000) y Muertes paralelas y poemas inéditos (2001-2019). / Renunciar al paisaje que nos vio nacer es siempre un trance: la turbación se interpone y no podemos desdeñar “la angustia mortal de todo viaje”. ¿Cómo marcharse, si en la mudanza no se conservan las grietas ni tampoco el incienso salino del pedazo de mar que nos coteja?

Presencia de salmos desprendidos de unas furias amorosas por esa Isla donde un inocente en la orilla del mar, navegando el sueño se asoma al espejo y se ve desnudo “garabateando en la arena”: Norge rompe el destello del mercurio y “La maldita circunstancia del agua por todas partes” lo intima a pintarse el rostro con el “carmín que saborean los fugitivos”. Gaston Baquero y Virgilio Piñera se columpian en el foco de estas otras alucinaciones.

Prodigalidad, júbilo y goce a través de un sensorial atisbo por las grafías ocultas de esa Cuba de contraluces, resplandores, fugacidades y carcomas en las madejas de un desazonado destino: “Son tan lentos los abismos que nos llevan a la Muerte. // Son tan lentos. Nos rodean / con fragor de lid, y hambre / de mejores biografías, despojadas de orfandad. /Lentos son, y se dibujan / en los diálogos que quieren, en la plenitud /que quiere /convencernos de la paz que ferozmente / se avecina /con la navidad que a duras penas recobramos: /usanza de los padres que tampoco volverán”.

Muestra de cruce de experiencias personales que conviven con la sed y con el regocijo de las punzantes espesuras de las evocaciones. Aquí toda estación transcurrida es mudanza en los bordes de la ternura secreta del amante que conjuga un verbo amargo. No me canso de leer: “Los amigos”, “Danzones”, “Intimidad del equilibrista”, “Cartas a Theo”, “Diálogo con los muertos”, “Dejar la isla”, “Olvidar los cuerpos”. Rebusco en el azogue las pupilas de los ausentes para entrar a los ecos de “Vestido de novia”.

Portada del libro "Dejar la isla... y otras alucinaciones" ı Foto: Especial

Dejar la isla... 
y otras alucinaciones

  • Autor: Norge Espinosa Mendoza
  • Género: Poesía
  • Editorial: Anónima, 2020
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