La ira de los franceses se desborda en París, Marsella, Niza y Lyon tras la muerte de un joven de 17 años a manos de la Policía.
Cinco días de manifestaciones en las calles francesas han dejado casi dos mil personas detenidas, saqueos a tiendas, incendios de coches, edificios y el ataque con un vehículo en llamas a la casa de un alcalde.
Los suburbios de París están habitados principalmente por población migrante que ha sido abandonada por el gobierno y la población. La muerte del adolescente de 17 años tras recibir un disparo en el pecho por parte de un policía parisino ha destapado un problema social que está latente en muchas ciudades europeas: discriminación, xenofobia y racismo.
Los agentes aseguraron que el joven Nahel no se detuvo en un retén de tráfico, pero en un video difundido en Internet se observa cómo el joven estaba detenido mientras el agente le apuntaba con el arma desde la ventanilla y disparó ante el intento de huida del adolescente.
Los manifestantes son en su mayoría jóvenes migrantes y muchos de ellos menores de edad que han tomado las calles de las principales ciudades francesas en repudio del asesinato de Nahel.
El presidente francés Emmanuel Macron tuvo que cancelar su viaje a Alemania ante la violencia desatada en las manifestaciones, para reunirse con sus ministros e intentar calmar la crisis que no ha parado en Francia.
Los reclamos no sólo se han multiplicado en las calles de Francia, saltaron a otros países del continente como Bélgica y Suiza, en donde se registraron manifestaciones de jóvenes que inundaron las redes sociales con el llamado para salir a protestar.
Llama la atención que en Bruselas detuvieron a 35 manifestantes, de los que 31 son menores edad. Una clara llamada de atención a los gobiernos que han abandonado a la población más joven de esos países.
Éste no es un hecho aislado, la extrema derecha sigue ganando adeptos en países europeos con mensajes de odio en contra de las minorías, de los migrantes, de los derechos de las mujeres y de la diversidad sexual.
El aumento de votos a estos partidos de ultraderecha en toda Europa muestra una realidad que se vive en el continente y que lo puede llevar a un retroceso no sólo en los derechos de las minorías, también ponen en riesgo temas tan importantes como las medidas para frenar el cambio climático, el cual niegan estos partidos ultraconservadores.
A pesar de los actos violentos como el saqueo de tiendas y el incendio de vehículos y departamentos, la salida a las calles de los jóvenes en Francia, Bélgica y Suiza parece un respiro a esta ola de ideologías de extrema derecha al dejar ver que la juventud en Europa ha tomado en sus manos los reclamos en contra de estas profundas desigualdades e ideas de odio y discriminación.