Las grietas de Putin

POLITICAL TRIAGE

Montserrat Salomón*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

En las últimas semanas ha habido un silencio atronador en Rusia. Casi nada ha llegado a los medios sobre las reacciones luego de la breve rebelión del Grupo Wagner y las tímidas propuestas rusas de integrar a sus miembros formalmente al ejército ruso. Sin embargo, el daño a la figura poderosa e incuestionable de Vladimir Putin está hecho.

La guerra en Ucrania se ha prolongado demasiado y vive en estos días una fase de poca actividad. Los avances rusos de los primeros días se vieron contrarrestados por la defensa heroica de los ucranianos que poco a poco han ido recuperando el terreno perdido. Este sorpresivo desenvolvimiento de los hechos se especula que tiene que ver con la poca convicción que hay en el ejército ruso para perpetrar la invasión. Al parecer los soldados reflejan la misma apatía que hay en la sociedad civil rusa y no comparten el fervor de su líder. Esta grieta significativa en la imagen de Putin muestra que su sueño imperialista tiene pies de barro.

El Grupo Wagner, formado por mercenarios, dejó la base rusa en Ucrania y marchó con rumbo a Moscú en medio de una guerra de declaraciones entre su líder y el ministro de Defensa, el general Shoigu. Sin la intervención del presidente de Bielorrusia, Lukashenko, seguramente hubiéramos presenciado un enfrentamiento entre el ejército y esta milicia, lo que habría desatado una guerra civil en el corazón mismo de Rusia.

Aunque el conflicto se evitó de forma misteriosa, este intento de motín habla mucho del estado interno del poder de Putin. Su imagen ha sido dañada sin remedio, pues se han hecho palpables las grietas en la fachada de su poder. El silencio ha seguido a estos días de tensión. Ofrecimientos económicos a los mercenarios y purgas en las filas militares no parecen contener la presión que amenaza por volar por los aires el control de Putin sobre su ejército. Por primera vez parece que el alargamiento de la guerra ha dejado de beneficiar al presidente ruso.

Es complicado saber cuál es el clima hacia dentro del círculo íntimo de Putin, al igual que no resulta sencillo saber lo que en verdad quiere la mayoría de los ciudadanos rusos en cuanto a la guerra con Ucrania. Rusia es un país opaco con un líder autoritario que se ha enfrascado en una lucha que representa un camino sin retorno. La poca convicción de las tropas y el apoyo decidido de la OTAN ya habrían disuadido a cualquiera, pero no a Putin. Lamentablemente, el presidente ruso no dará marcha atrás y el escenario de una guerra perpetua es cada vez más real.

La única salida previsible es una rebelión interna. Sucesos como los sucedidos con el Grupo Wagner fortalecen las figuras militares y debilitan a Putin. Un golpe militar podría ser el final de sus más de dos décadas en el poder.

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