Provocación delincuencial

CIVITAS

Salvador Guerrero Chiprés<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Salvador Guerrero Chiprés*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Veinte personas agarradas con las uñas a un camión blindado de los llamados Rino, arrebatado a la policía estatal de Guerrero, son la imagen resuelta a sugerir donde, como desde siempre, incluso con el prócer Vicente que da apellido a la entidad, no hay estabilidad.

Los pobladores de al menos tres comunidades enfilan con el vehículo contra la sede del gobierno, en Chilpancingo.

En algunos medios son retratados o definidos como base social de la delincuencia —Los Ardillos—, otros asumen que son simplemente pobladores manipulados por grupos que buscan estropear el ejercicio legítimo del poder frente a la inseguridad y sus dirigentes, en cuyo rescate pretenden los grupos delictivos bloquear no la autopista a Acapulco sino la noción de que el gobierno de Morena puede securitizar las fronteras desafiadas.

¿Puede la autoridad estatal contra ellos? ¿Está calificada la presidenta municipal de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández, desde la legitimidad social discrepante de su fotografía con un presunto delincuente de alta peligrosidad? ¿Enfrentarlos o saludarlos?

Privan de la libertad a funcionarios, roban y lesionan. Una base delincuencial es apoyo intocable de una base de impunidad.

En primera instancia: 1) hay capacidad de la delincuencia para movilizar a la población cómplice que bloquea vías federales; 2) las reuniones de integrantes del grupo conocido como Los Ardillos, exhibidas en video con la alcaldesa Hernández, son reconocidas y lamentadas por el obispo José de Jesús González; y 3) hay una constante provocación criminal contra las autoridades.

Si se les enfrenta, ¿la oposición está conforme o de todas maneras habrá la avalancha contra la autoridad? ¿No deberían ilustrarse del ejemplo que dejó Claudia Sheinbaum en la capital nacional y detener a responsables de delitos asumiendo asertividad estatal, a pesar de debilidades municipales o ambigüedades hipotéticas en otros niveles de gobierno?

La secretaria de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez, atribuyó el origen del bloqueo a la detención de dos personas identificadas como líderes de Los Ardillos, uno de ellos presente en la reunión con la alcaldesa.

La violencia, lo reiteró el Presidente Andrés Manuel López Obrador, no se combate con más violencia. Por supuesto, tampoco con inacción. Quieren probar las fronteras de lo permisible. ¿Puede el gobierno en cada entidad o debemos culpar a la complejidad de la orografía, de la historia, de la desigualdad y omitir el cumplimiento de la ley?

El asalto a una joyería en Antara intentó medir la frontera de lo seguro en la CDMX. El Jefe de Gobierno, Martí Batres Guadarrama, instruyó a Omar García Harfuch para impedir el éxito de esa inesperada correlación de ausencia de compromiso de la seguridad privada con la estructura pública de la seguridad y el intento delictivo. Hay ya dos sospechosos detenidos.

Sheinbaum dejó un estándar mantenido por Martí Batres. La delincuencia está probando la solidez del esfuerzo.

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