Hoy más que nunca está claro que el Presidente se va a meter hasta la cocina en el proceso electoral del próximo año. Ya comenzó a hacerlo, y no se detendrá. Los ataques a Xóchitl Gálvez son una muestra de lo que apenas empieza, de lo que es capaz de hacer por retener el poder. El inquilino de Palacio Nacional quiere un imperio, sueña con gobernar a través de su partido más de una década.
No lo digo yo, ahí están sus declaraciones desde que Xóchilt anunció que aspira a la candidatura presidencial, 27 de junio, y desde esa fecha no hay una sola mañanera en que no la mencione, creo que en breve veremos una sección dedicada exclusivamente a ella, publicidad gratuita dirán algunos, nada más que con toques de perversión y odio.
Un ejercicio en Infobae México señala que entre los días 10 y 14 de julio, Xóchitl fue nombrada en un total de 25 ocasiones, siendo el 11 de julio, el día que más menciones hizo el Presidente, 11 para ser exactos.
Tan concentrado está el Presidente que ya ni de sus corcholatas se acuerda, a ellos ni una mención. Por increíble que parezca, el que más se ha quejado de los supuestos fraudes electorales en el país, es ahora el primero en violentar la ley y el proceso electoral de 2024.
En 2019 en una entrevista con Ciro Gómez Leyva, y que hoy circula un extracto de ella en las redes sociales, el dueño del púlpito mañanero sostiene que el entonces presidente Vicente Fox llegó al gobierno a “descalificar a la mala a uno de sus adversarios”, en este caso él. Hoy el Presidente de la “(supuesta) transformación”, está haciendo lo que tanto, tanto y tanto se ha quejado.
Al Presidente no le interesa apegarse a la Constitución porque no le importa la legalidad, así como tampoco la protección de datos, la violencia política de género, el secreto fiscal, y muchos menos, la democracia. A él lo único que le importa es conservar el poder y hacer su voluntad.
El odio, el rencor y la venganza política con la que se distingue este régimen están ilustrados en los ataques a Xóchitl Gálvez, para él, es impensable que alguien más que proviene de la cultura del esfuerzo pueda ser candidata presidencial, y menos, si es una mujer. Para él, el único que es del pueblo es él y sus adoradores.
Se le olvida que en la política habemos muchas y muchos aspiracionistas, muchas y muchos que estamos en posiciones de toma de decisiones por nuestro esfuerzo, dedicación, empeño, profesionalismo y trabajo. Habrá que decirle, que él no es el único perseverante, habemos muchas y muchos, señor Presidente, y Xóchitl, es una de ellas.