No es ninguna exageración. Cada día las terminales Uno y Dos del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México albergan más de 200 mil personas entre viajeros y sus acompañantes, trabajadores de los servicios comerciales y públicos, así como de la población de la zona oriente del Valle de México, que va a realizar trámites oficiales o transacciones bancarias y hasta de telefonía celular; al cierre de 2023 es posible que hayan movilizado a 52 millones de pasajeros, 6 millones más personas que un año atrás y, con ello, rebasado, por mucho, su capacidad terrestre.
Todos los días, los andadores, tanto en los accesos y salidas como en las salas de última espera, están saturados de personas; los dos estacionamientos son insuficientes y la salida y entrada de vehículos es tortuosa. Los servicios sanitarios están al tope, los drenajes trabajan más allá de su capacidad y la infraestructura física ya superó en casi una década su vida útil y su agotamiento es severo. Otro terremoto como el de 2017 puede resultar catastróficamente trágico.
Así, pese a los esfuerzos del equipo del vicealmirante Carlos Velázquez Tiscareño para mantener servicios decorosos, el colapso del AICM es inminente. El problema no está en el “lado aire”, es decir, en las pistas de aterrizaje-despegue, plataformas y calles de rodaje, donde la inversión de 2,205 millones de pesos ha sido clave en la conservación, además de que las operaciones recuperaron sus niveles de seguridad tras las decisiones en el manejo del espacio aéreo tomadas hace un año por la autoridad.
El problema está en los edificios terminales y áreas complementarias por una demanda de viajes que crece a 13% anual y que es atendida por las aerolíneas con aviones de mayor capacidad y mejor organizados conforme a las reglas firmes de uso de slots.
Y resolverlo no es fácil. De entrada, por que el AICM no tiene dinero; la SHCP, a cargo de Rogelio Ramírez de la O, no recomprará ahora los bonos MexCat que tienen en prenda los 32 mil millones de pesos anuales de Tarifa Única Aeroportuaria, y no se percibe exista un mecanismo de financiamiento presupuestal para acciones integrales y urgentes de salvamento del aeropuerto más importante del país.
La situación ameritará que la Secretaría de Marina, a cargo del almirante Rafael Ojeda que pronto recibirá en el consorcio Casiopea la administración del AICM, tome decisiones profundas y coordinadas con la SICT para evitar el colapso…, y no hay mucho tiempo para ello.
Ebrard, propuestas de salud. Alguno de los asesores de Marcelo Ebrard le debería decir que México fabricaba suficientes oncológicos hasta que el subsecretario de Salud, Hugo López–Gatell, y el extitular de la Comisión de Prevención de Riesgos Sanitarios, José Alonso Novelo, ordenaron detener las líneas de producción de Grupo PISA, Ultra y Landsteiner. Sin esas clausuras, Ebrard, cuando era canciller, se hubiese ahorrado la vuelta a la India a comprar medicamentos contra el cáncer. También le deberían decir que, desde la semana pasada, en el Centro Médico Nacional Siglo XXI, ya le hicieron caso con eso de omitir las radioterapias —que el excanciller asegura destruyen los órganos—, pero por falta de mantenimiento en los equipos radiológicos, por lo que las citas se han pospuesto hasta dos meses. Y bueno, la ocurrencia de “traer medicamentos de otros lados” como si en México no existiera una industria capaz de proveeduría, ya se la tomó en serio lo que queda del Instituto Nacional de Salud para el Bienestar, de Juan Ferrer.
Conforme al oficio INSABI-UCNAMEM-CD-CIRC-076-2023 se instruye que se podrán importar cuando menos 16 especialidades de quimioterapia para atender cáncer (doxorrubicina, cisplatino, vinblastina, metotrexato), atenuar dolor (vecuronio, fosaprepipant), para males cardiacos (dobutamina) o antibióticos (piperaciclina), sin que la Cofepris tenga que girar registro sanitario: la Cofepris, ahora a cargo de Alejandro Svarch, sólo estará de florero, pues bastará que los productos importados estén validados por las agencias sanitarias de Europa, Estados Unidos, Canadá y Australia, y entrarán con el etiquetado del país de origen. Vaya, podrán omitir la leyenda “Propiedad del Sector Salud, prohibida su venta”, así como ignorar la clave del Compendio Nacional de Insumos para la Salud…, esto, según para evitar el desabasto (el creado por el propio Insabi) en hospitales y clínicas públicas. Que alguien le avise, por fa.
Marriott, bronca en Bahía de Banderas. Quien sabe si Marriott International, que dirige Brian King para Caribe y Latinoamérica, sabe de la bronca que tiene su megadesarrollo en Bahía de Banderas, Nayarit. Y es que su desarrollador, Vertex Real Estate, a cargo de Ricardo Zúñiga Massieu, está en el ojo del huracán por el abuso y apropiación ilegal de una vía de comunicación principal entre las localidades de San Pancho y Sayulita, utilizada por los pescadores de la zona para el traslado y comercialización de sus productos conforme a la carpeta de investigación NAY/SAY/V/RH/02846/2023 a cargo de la Fiscalía General de Nayarit. Ojo.
Para Daniel Flores Nava, hermano de vida y camarada por siempre.