Cerramos la semana y el futuro alcanzó a MC. Dante Delgado diseñó un calendario ad-hoc con dos escenarios. El primero, postular para presidente a Samuel García o a Luis Donaldo Colosio y jugar independiente, aun a riesgo de hacerle el trabajo sucio a la 4T.
El segundo, esperar a Marcelo Ebrard. Luego de las acusaciones contra la secretaria del Bienestar por hacer campaña a favor de Claudia Sheinbaum, para el excanciller la cosa ahora es definir si sale de Morena antes o después de conocer los resultados de la encuesta.
Si se marcha perdiendo lo van a desacreditar. Dirán que rompió por dolido o por vulgar ambicioso. La probabilidad de aguantar, por si gana, parece demasiado inocente para alguien con su kilometraje.
Antes o después del destape oficial, si Ebrard migra a MC, la vía más promisoria para la toda oposición será: que una vez en campaña, los naranjas con Marcelo se sumen al Frente Amplio Opositor y pongan en línea de triunfo a Xóchitl Gálvez.
Los tiempos no le dieron a Dante Delgado. La postura de Enrique Alfaro y la cargada de legisladores jaliscienses, en pro de la alianza con el Frente Opositor, lo presionan. Civilizadamente se confrontan y miden pesos, el liderazgo de Dante contra el pragmatismo de Alfaro.
Escenarios para MC: para un lejano futuro, Samuel o Luis Donaldo listos para el 2030. Para hoy, apurar el embarque de Marcelo al buque emecista, y ver lo que venga con Xóchitl ante el real desempeño de la eventual candidata Sheinbaum.
En la mesa del PAN, PRI y PRD sonríen, saben que a pesar de las iniciales resistencias azules, el método de estas primarias dio resultado. Les dio algo de notoriedad, pero, sobre todo, un proceso que fue imán para que Xóchitl brincara de una incierta postulación panista en la Ciudad de México, a una casi inevitable nominación frentista.
Sume que la criba opositora no provoca choques, algunos berrinches menores que ni a anécdota llegan, pero los protagonistas, Enrique de la Madrid y Santiago Creel suman sus capitales y prestigios a quien gane de entre Xóchitl y Beatriz Paredes.
Cualquiera de las senadoras levantará la mano a su leal oponente. La improvisada narrativa del frente funcionó y coincidió con el fenómeno social X.
Si Marcelo Ebrard entiende que su futuro dentro de Morena no le garantiza ni siquiera una temporal presidencia en el Senado, entonces un arranque de campaña de tres, con sólo dos al cierre, tiene sentido.
En 2000, desde el efímero PCD Ebrard declinó a favor del entonces perredista AMLO. En 2012, con opaca encuesta de por medio, lo dejó pasar. En 2024 Marcelo podría volver a apechugar, sin embargo, señalar cargada y acusar uso indebido de recursos públicos a favor de quien se considera la favorita de Palacio Nacional, debe leerse como un ¡ya basta!