Xóchitl vs Claudia, ¿cómo remontar?

ES LA ESTRATEGIA...

Rodrigo López San Martín*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

El día de ayer, el Frente Amplio por México, integrado por el PAN, PRI y PRD, adelantó la presentación del resultado de su encuesta final para elegir, en los hechos, a su candidata presidencial con un resultado que confirmó la ventaja de al menos dos dígitos que todas las encuestas públicas daban a Xóchitl Gálvez sobre Beatriz Paredes.

Del otro lado, en Morena, estamos a pocos días de que concluya su proceso interno. Salvo alguna sorpresa que, en este punto, sería mayúscula, la ex jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum será la elegida como coordinadora de la Cuarta Transformación a nivel nacional.

Con esto, quedaría definido el tablero electoral rumbo a 2024, sólo a falta de que Movimiento Ciudadano designe a su candidato.

La aparición de Xóchitl en la contienda sucesoria ha sido, sin duda, una bocanada de aire fresco para la oposición. Su manera de conectar con la gente, desde un lenguaje fresco y directo, ha llamado la atención de muchos ciudadanos que se mantenían alejados de la política y los políticos.

Y, sin duda, el pleito que el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador abrió en su contra, la colocó, en el momento justo, como la receptora natural de las simpatías de quienes rechazan a AMLO, su partido y su gobierno.

Con los procesos internos en su recta final, la mayoría de las mediciones presentan un escenario con una ventaja de Claudia Sheinbaum sobre Xóchitl Gálvez que orbita alrededor de los 10 puntos porcentuales. Una ventaja nada despreciable, pero mucho menos cómoda que la que a lo largo del sexenio podía anticiparse rumbo a la contienda presidencial.

En el México de hoy, polarizado alrededor de la figura de López Obrador, es difícil encontrar ciudadanos con interés de participar en las elecciones del próximo año, que no tengan clara al menos una definición: están a favor o en contra del presidente. Y la contienda electoral, probablemente, se dé en esos términos.

¿Qué sigue entonces para Xóchitl y la oposición? ¿Cómo pueden revertir esta desventaja cuando, parecería, la mayoría de la gente ya está definida en esta dicotomía a favor o en contra de AMLO?

Quizá el mejor botón de muestra está en el triunfo de la oposición en la Ciudad de México. En prácticamente todas las zonas de la Ciudad, la oposición ganó en las casillas que anticipaba salir vencedora, y perdió en las que ese era el cálculo. La

diferencia, fue el desborde de los niveles de participación en las casillas donde la votación les era favorable.

Esto lo consiguieron haciéndole sentir a sus simpatizantes que su participación en la jornada electoral era necesaria y urgente, además de establecer el triunfo como una posibilidad viable. Las largas filas para votar en zonas donde la oposición tenía más simpatías, que en algunas secciones electorales llegó hasta el 70%, fueron claves para equilibrar la matemática con las regiones donde iban a ser derrotados, donde hubo algunas casillas que no alcanzaron el 40%.

Hoy, en el México polarizado en el que las encuestas marcan una aprobación a AMLO aún mayoritaria, es difícil pensar que Xóchitl logre convencer a electores que hoy ya están definidos por Morena y que respaldan al presidente.

Por eso, su prioridad debe estar en enfocarse en conectar y emocionar a ese sector que quiere un cambio. Que no está de acuerdo con López Obrador y que teme que Morena repita en el poder otros seis años. Es decir, que los electores opositores estén más emocionados, más involucrados y más comprometidos con ella, que los simpatizantes de Morena con Claudia Sheinbaum.

En resumen, es difícil que el tamaño del pastel que cada opción representa, se modifique. La batalla estará en la capacidad de cada candidata de movilizar efectivamente a las urnas a sus simpatizantes.

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