IFT, 10 años: festejo con los cuates

GENTE DETRÁS DEL DINERO

Mauricio Flores*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

Este fin de semana, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) cumplió 10 años de existencia, pero fuera de las francachelas y beberecuas entre funcionarios y personeros de las empresas reguladas (en abierto y hasta cínico conflicto de interés), no hay nada que festejar: la decisión de su actual presidente, Javier Juárez, de colocar a sus incondicionales en posiciones clave trajo consecuencias funestas para un instituto que se creó para llevar a buen puerto la Reforma de Telecomunicaciones y desterrar prácticas como las que hoy se solazan en efectuar sus adeptos en contra de una regulación que tendría que ser auténticamente asimétrica, así como presumen su impunidad al romper el marco del servicio civil de carrera especializada.

Como es público, está el caso de la titular de la Unidad de Cumplimiento, Fernanda Arciniega, y de su directora general, Adriana Williams, hoy bajo investigación del Órgano Interno de Control (OIC)que lleva Perla Lizeth Torres López, debido a su falta para imponer sanciones en telecomunicaciones por incumplir obligaciones regulatorias, faltas plenamente documentadas por personal del propio IFT que, primero, fue hostigado y, luego, despedido de manera masiva, como aquí se ha expuesto.

Ahí está el caso de Álvaro Guzmán, el lambiscón de oro, titular de la Unidad de Concesiones y Servicios, quien sólo “brilla” por instrumentar tales despidos. Y con esos despidos, Juárez y Guzmán abrieron cancha para nombrar como directora general a Jocabed García, quien debería también ser sujeta de indagatoria para el OIC del IFT, pues tiene un notorio gusto de codearse con los representantes de agentes regulados: come con ellos, festeja cumpleaños, se echa sus chíngueres y no tiene empacho en publicarlo en sus redes sociales. Bueno ¡hasta tiene la cortesía de ir a visitarlos a sus propios despachos! No vaya a ser que se asoleen los señores, pues.

¿Quieren que le siga con el chisme de doña Jocabed? ¿Si? En breve les cuento cómo siguieron las festividades del IFT con todo y payasitos.

Azteca forma alianza con Roku. La nueva buena en el terreno de la tecnología de la información y en entretenimiento es que ya se cerró la alianza entre TV Azteca y la firma Over The Top Roku, una importante alianza estratégica para ofrecer publicidad vía streaming que le permitirá a marcas y agencias de publicidad diversificar su oferta y posicionamiento en diversos segmentos sociales y culturales de mercado. En la perspectiva de Benjamín Salinas Sada, vicepresidente del Consejo de Administración de Grupo Salinas, la integración de plataformas CTV como Roku proporciona la flexibilidad y velocidad de soluciones que ofrece hoy un mundo cada vez más digitalizado, ante el cual se ofrece una novedosa experiencia de marketing de medios entre ambas firmas. Esto es un paso más entre la alianza de TV Azteca con la firma que encabeza Anthony Wood, que ya trabajaban juntas en la distribución de contenido. Y es que la escalabilidad de las alianzas de Azteca hace posible alcanzar nuevos y diversos públicos en beneficio de los anunciantes.

Marcelo y el destino de 2.7 billones de peso. Sí, leyó correctamente: son 2.5 billones de pesos que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador solicita a la Cámara de Diputados como deuda adicional en el último tramo de su gobierno, lo que llevaría el Saldo Histórico de Requerimientos Financieros del Sector Público al nivel máximo de casi 17 billones de pesos…; es decir, 6 billones de pesos más de deuda respecto a lo que dejó el gobierno de Enrique Peña, lo que es equivalente a unos 8 Fobaproas, según compara el economista Carlos López Jones.

Ello equivaldría, conforme a los primeros concienzudos análisis del fiscalista Carlos Pérez Góngora a cargar de nueva deuda equivalente a 7.33% del PIB a las actuales y nuevas generaciones, a fin de “estabilizar” o medio terminar las obras y programas socioelectorales del actual régimen.

Ese endeudamiento y aplicación de gasto podría ser casi un trámite de discurso para la SHCP, de Rogelio Ramírez de la O, si no fuera por dos factores:

1) La “galvanización” del Frente Amplio por México, que está leyendo “la letra pequeña” del presupuesto propuesto a la Cámara de Diputados.

2) Porque la decisión de este lunes de Marcelo Ebrard de permanecer dentro o no (o en la órbita naranja del morenismo) podría reducir drásticamente la mayoría simple de Diputados que requiere el partido oficial para aprobar el presupuesto: se manifestaron 120 legisladores como sus seguidores, pero con que 25 digan “nos vamos con Marcelo”, suficiente para poner patas arriba el proyecto de la SHCP.

Y bueno, incluso sin Ebrard, la fuerza reportada del noroñismo y del PVEM en el ya finalizado corcholatour puede encarecer aún más el dinero este fin de sexenio.

Hoy sabemos para dónde corren los tiempos.

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