Redes estadounidenses aliadas con narcos mexicanos

BAJO SOSPECHA

Bibiana Belsasso<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Bibiana Belsasso*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

En San Diego, California

Los cárteles de la droga mexicanos han encontrado una forma de abastecerse de armas.

Han contactado a ciudadanos estadounidenses para que las adquieran, ya que para ellos es mucho más fácil comprarlas. Las pueden adquirir en cualquier armería o incluso por Internet.

Para que estas armas entren a México es muy sencillo, hay muchos puntos de la frontera mexicana que están poco vigilados, es más, ni siquiera te piden papeles para ingresar a nuestro país.

Hasta hace unos años, las armas se introducían con tráfico hormiga, es decir, muchos cruces con pocas armas. Ahora estos envíos a México se han sofisticado y se mandan decenas de armas en cada cruce de frontera.

Han sido pocos los estadounidenses detectados por realizar este trabajo, pero son decenas de personas las que trabajan para el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación.

Y es que siempre se dan los nombres de los mexicanos en el negocio del narcotráfico, y evidentemente tienen una red enorme en Estados Unidos con la que operan y trabajan con ellos en la distribución de droga. Regresan parte de este dinero a México y también lo utilizan para conseguir armas.

Apenas en marzo pasado dos hombres estadounidenses fueron arrestados por intentar vender armas a cárteles de México. Fueron detenidos mientras arreglaban la venta de 90 rifles y una metralleta con silenciador. No se dieron cuenta que sus clientes eran realmente agentes encubiertos que investigan los casos de abastecimiento de armas a los cárteles mexicanos.

Los agentes se hicieron pasar por miembros de un cártel mexicano de drogas y habían establecido contacto con los sospechosos desde 2021. Estas dos personas del estado de Ohio les dijeron a los agentes encubiertos que podían conseguir rifles AR-15 y AK-47, y también vendían cocaína y fentanilo al mayoreo.

Y después de investigarlos, las autoridades detuvieron a los estadounidenses Yuendry Rodríguez Hilario, de 28 años, y a Saleh Yusuf Saleh, de 24.

Hoy estos dos personajes están en prisión preventiva y podrían enfrentar hasta cadena perpetua. Ambos se han declarado culpables en sus declaraciones.

Otro ciudadano estadounidense, originario de Tucson, Arizona, Víctor Coronado, recibió en agosto pasado una condena de cinco años de cárcel y tres más en libertad condicional por traficar 46 rifles de asalto y pistolas semiautomáticas de alta capacidad.

El Departamento de Justicia de los Estados Unidos lo llevó ante una corte federal, luego de seguirle la pista y detectar que colaboraba con una red para el trasiego ilegal de armas desde ese país hacia México.

Las acusaciones aseguran que Víctor traficó entre octubre de 2019 hasta julio de 2020, un arsenal de armas.

Durante ese periodo de poco más de un año, él y sus cómplices engañaron a diversos vendedores de armas para adquirir un arsenal de armas que vendían a cárteles de la droga.

Ingresan a México miles de armas

Rifles, cartuchos y municiones decomisadas en el estado de Zacatecas por las corporaciones de seguridad, previo a su destrucción el pasado 30 de marzo.
Rifles, cartuchos y municiones decomisadas en el estado de Zacatecas por las corporaciones de seguridad, previo a su destrucción el pasado 30 de marzo.

El tipo de armas con las que Coronado traficó tienen prohibida su exportación fuera de los Estados Unidos. Las autoridades aseguran que Víctor Coronado trabaja para el Cártel Jalisco Nueva Generación, que tiene proveedores de armas en 19 estados de la Unión Americana. Trabajan con grupos locales que abarcan las costas este y oeste de los Estados Unidos y son los que meten a México miles de armas.

Coronado es acusado de liderar uno de estos grupos, pero son decenas los vendedores de armas, los que operan como Víctor. Y éstos son los proveedores del CJNG, el Cártel de Sinaloa tiene a los suyos.

Sin armas, los narcotraficantes difícilmente pueden procesar y traficar drogas. Enfrentan a sus enemigos, pero también muchos inocentes han perdido la vida con estas armas.

Y es que hasta el 85% de las armas de fuego encontradas en esas escenas del crimen que se ha detectado en México, son compradas en Estados Unidos.

Desde 2018, las autoridades de la Unión Americana han intentado desmantelar esas redes que abastecen de armas, no sólo a los cárteles, sino a grupos terroristas en otras partes del mundo, pero los avances han sido pocos. Para Estados Unidos tener a los cárteles de la droga armados es un problema enorme porque son los que están traficando e introduciendo drogas, principalmente el fentanilo, que provoca más de 100 mil muertes al año. Pero además estos grupos de criminales también manejan las caravanas de migrantes ilegales que están llegando a Estados Unidos.

El medio CBS tuvo acceso a documentos que constataban la forma de operar de las redes estadounidenses con narcotraficantes mexicanos.

Según lo detectado, los cárteles mexicanos llegan a comprar entre 250 mil a un millón de armas cada año, con un valor minorista de hasta 500 millones de dólares, sin incluir municiones y suministros tácticos.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, firmó hace unos meses una nueva orden ejecutiva sobre el control de armas, con la que se pretende endurecer los requisitos de compra y venta, reforzar la colaboración entre diferentes departamentos y mayor seguimiento y sanciones para los infractores.

Esta nueva orden aumenta el número de requerimientos para comprobar los antecedentes penales de quienes pretenden comprar un arma, y propone mayores controles para poder almacenar de forma segura este tipo de arsenal.

Pero además una persona que venda armas sin control podrá ser acusada penalmente en Estados Unidos de traficar armas, que ya es un delito federal. Y México presentó denuncias contra las armerías.

Pero el dinero que genera el crimen organizado es de millones de dólares, y sirve para corromper a personas de todas las ciudadanías. Las redes de estos grupos son trasnacionales.

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Carlos Urdiales