¿Todavía hay tiro hacia 2024?

ES LA ESTRATEGIA...

Rodrigo López San Martín<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Rodrigo López San Martín*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

En los últimos días, la publicación de algunas encuestas muestran una amplia ventaja de Claudia Sheinbaum sobre Xóchitl Gálvez rumbo a la elección presidencial del próximo año.

Inmediatamente, los Cuartos de Guerra de ambas precandidatas reaccionaron frente al impacto que estos números pueden generar en el ambiente.

Del lado de Claudia, el lineamiento es claro: la elección está resuelta. El objetivo, es matar el ánimo de competencia que la aparición de Xóchitl Gálvez generó hace unos meses. Comunicar que, ni los señalamientos de Marcelo Ebrard ni la empatía y cercanía que demuestra la aspirante del Frente Opositor, terminaron de aterrizar en las preferencias electorales.

Del otro lado, con Xóchitl, el reto es el opuesto. Más allá de sembrar la duda alrededor de la confiabilidad de los números, lo importante es que ni interna ni externamente el ánimo decaiga. Entender que esta estabilización es normal, y que queda mucho camino por recorrer hasta el 2 de junio de 2024.

Para responder a la pregunta inicial, la realidad está en medio de ambas posturas.

No, no está resuelta la elección a 9 meses de que suceda; pero sí, la campaña opositora de Xóchitl tiene un enorme reto por delante para darle la vuelta a la situación.

¿Qué ha cambiado en estas semanas que pudiera haber influido en esta pérdida de impulso de la senadora panista? Varios factores.

Primero, Xóchitl dejó de ser noticia por sí misma. Su irrupción hace unos meses en el escenario electoral, provocó que todo lo que dijera, hiciera o dejara de hacer fuera noticia. Pero no sólo eso. También enganchó hasta al mismo presidente de la República, en un ir y venir de acusaciones que la mantuvieron en las portadas de los diarios y le acercaron, de manera fácil, al sector del electorado que rechaza a López Obrador.

Resueltos los procesos internos, Xóchitl no ha podido sostenerse al centro de la agenda pública, y eso le ha pesado. Frente a la definición del escenario nacional, la conversación transitó a los procesos locales. En la Ciudad de México, por ejemplo, el debate público se ha centrado las últimas dos semanas en Omar García Harfuch y los señalamientos sobre su pasado. Xóchitl perdió relevancia.

Aunque esta pérdida de protagonismo ha sido negativa para Xóchitl, y quizá la decisión de mantenerse en el Senado de la República en lugar de visitar el interior del país no ha sido la mejor en términos de rentabilidad, esto va a cambiar.

Cuando arranquen las campañas, o las precampañas formales al menos, el foco regresará a la contienda presidencial y el contraste entre las dos aspirantes a la presidencia será el pan de cada día.

Para ese momento, Xóchitl llegará seguramente en desventaja frente a Claudia. Pero no es imposible pensar en una remontada. Sobre todo, si logran evolucionar el posicionamiento de la hidalguense.

Porque Gálvez y los partidos que la respaldan, deben entender que la personalidad y carisma de la candidata tienen un tope, que probablemente están cerca de alcanzar. Que cada día será más importante que esas grandes habilidades comunicativas las acompañe de un proyecto claro, creíble y digerible de país. Que cada día importará más presentarse como esa líder que puede cargar con la responsabilidad de conducir al país en temas como la inseguridad, la salud o la economía.

Bien o mal, Claudia ya lo ha hecho –seis años en la CDMX– y sus credenciales como gobernante están claras. Faltan las de Xóchitl.

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