Sorprende binomio inflación-crecimiento

BRÚJULA ECONÓMICA

Arturo Vieyra<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Arturo Vieyra*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Cifras de inflación y crecimiento económico de esta semana siguen dando sorpresas que por fortuna lucen positivas. Contrario a la intuición económica, actualmente estamos bajo un entorno de fuerte crecimiento productivo con una tendencia descendente del crecimiento de los precios.

Desafortunadamente, este comportamiento “atípico” responde a factores específicos que permiten suponer que no es perdurable, por lo que en próximos meses veremos caer, o en el mejor de los casos, desacelerarse la actividad económica.

Comenzando por el lado del crecimiento, cifras del Indicador Global de la Actividad Económica de agosto reportan un crecimiento anual de 3.6, igual al registro del promedio de los primeros ocho meses del año, es decir, la economía mexicana no se ha desacelerado, mantiene su ritmo.

Esta fortaleza mostrada por la producción nacional es significativa debido a que persiste, a pesar de la acentuada desaceleración del sector manufacturero -que otrora ha fungido como uno de los principales motores del crecimiento- debido a la menor demanda de sus exportaciones hacia Estados Unidos.

Esta resiliencia de la producción nacional se debe al enorme repunte de la industria de la construcción que acumula en el año casi un 15% de aumento en su producción, aportando casi una cuarta parte al crecimiento nacional. Asimismo, los servicios continúan avanzando con un incremento de 3.4%, destacando un avance uniforme en casi todos sus grandes subsectores, en particular comercio y transporte. Como hemos mencionado en otras ocasiones, el mejor desempeño económico posiblemente es derivado en parte de la política económica instrumentada tendiente al fortalecimiento del mercado interno tanto en consumo como en inversión.

Este desempeño ha motivado una expansión del optimismo. Llama la atención que de acuerdo con la encuesta Citibanamex, el consenso de analistas ha incrementado su pronóstico del PIB para este año hasta 3.3% en octubre desde 1% en enero. Incluso, para el próximo año la expectativa también es mayor y alcanza un 2% desde un mínimo de 1.5%.

Por el lado de la inflación, los resultados de la primera mitad de octubre fueron también positivos. El avance anual del INPC se desaceleró hasta 4.27% desde 4.47% en la quincena previa. Además, el subíndice subyacente también desciende al mismo ritmo hasta 5.54% desde 5.74%. Si bien no son cifras para cantar victoria y están todavía lejos de complacer al Banco de México cuyo objetivo puntual es de 3.0%, la tendencia descendente de la inflación es firme y en línea con las expectativas oficial y de los analistas.

Desafortunadamente, considero que es prácticamente imposible mantener ambas tendencias favorables de la inflación y la producción. Definitivamente, la prioridad radica en acentuar la caída de la inflación. Están muy consensuadas las expectativas tanto oficial como de los analistas de un repunte al final del año de los precios al consumidor, además de que la inflación subyacente todavía quedará lejos de un nivel óptimo. En este sentido, tanto en México como en Estados Unidos prevalecerá una postura monetaria muy restrictiva (tasas de interés reales altas) que terminarán desacelerando la producción en ambas economías. Es, sin duda, la medicina necesaria para curar el mal de la inflación.

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