Desde hace meses se observa una batalla por el terreno de la oposición. PRI y PAN se encuentran en franca disputa por cerrar el paso a Movimiento Ciudadano, una candidatura innovadora marcaría un derribo partidista de PRI y PAN, que llevan estancados desde hace dos años.
Al respecto Catherine De Vries y Sara Hobolt han profundizado sobre los nuevos emprendimientos políticos, como se refieren a las nuevas organizaciones desafiantes. Sus estudios demuestran que los partidos tradicionales se encuentran en declive, como es el caso mexicano y plantean que nos encontramos en un Cambio Político que contiene cuatro elementos:
1. El mercado político es un oligopolio. Donde los partidos dominantes, protegen activamente su terreno para que las opciones electorales sean más estrechas. En nuestro caso, esta característica se encuentra en PRI y PAN, que cuentan como única opción lograr estrechar la elección a sólo dos opciones a sabiendas que un tercer competidor, bajo la coyuntura actual y sus negativos los podría derribar a un tercer lugar. El mecanismo de operación es 1) una coalición total donde los partidos más pequeños se extingan, por el método de sistema electoral que tenemos en México, como es el caso del PRD, que se encuentra en vías de extinción y al cual ya casi ninguna encuesta le pone en más de 2 por ciento; o 2) logrando que Movimiento Ciudadano no coloque a algún candidato con potencial de crecimiento y que desde luego no exista algún independiente. Esta última es la jugada actual en la que están los viejos partidos mexicanos.
2. El oligopolio tiene una debilidad. Los votantes ahora son más críticos y menos leales a los partidos tradicionales dominantes. En este caso, con la reforma de telecomunicaciones de 2014, cuando hubo una explosión de usuarios de Internet, los partidos tradicionales también perdieron la “agencia” comunicativa. Esto es perceptible en la actualidad, cuando a pesar de que los tradicionales apostaron por construir el “fenómeno” con base en repetición en columnas periodísticas, en realidad dicho fenómeno no se expresó en lo social, ni en el Internet, ni entre las preferencias electorales.
3. Los partidos desafiantes actúan como emprendedores políticos empleando estrategias innovadoras y utilizando un discurso “antiestablishment”. Es el caso que está intentando Movimiento Ciudadano con el discurso de “La Nueva Política” frente a “La Vieja Política”; en el caso Naranja no estamos viendo un partido desafiante en el orden de lo “explosivo”, sino más bien en el orden de lo “progresivo”. Los viejos partidos están echando toda la carne al asador para cerrar cualquier posibilidad de nuevos competidores, antes lo hicieron con México Libre, lo están haciendo hoy con un Independiente y con Movimiento Ciudadano. La pregunta es si lo lograrán como antes lo lograron.
4. El sistema de partidos se está fragmentando. Incrementando las opciones disponibles a los ciudadanos, pero también generando resultados electorales impredecibles y complicando la formación de gobiernos. Esta impredecibilidad es lo que tiene a PRI y PAN operando con todo frente a nuevas opciones. A pesar de que las encuestas públicas marquen al candidato presidencial más potente de Movimiento Ciudadano entre los 12 y 17 puntos; claramente habla de que en la coyuntura actual continúa un hambre de cambio entre los electores.
La competencia electoral se está trasladando a dominación versus innovación. La dominación de los tradicionales para mantener sus posiciones, frente a la innovación de los desafiantes que introducen nuevos temas como es el caso de Movimiento Ciudadano. La primera batalla de PRI y PAN frente a Movimiento Ciudadano, se dio en Jalisco, y la ganaron los naranjas, en la operación política, resolviendo en unidad sus posiciones políticas. La segunda batalla se está dando en Nuevo León, donde PRI y PAN operan con todo para que el gobernador no se encarte a la contienda. Es la batalla de la dominación frente a la innovación. Ya se verá quién ganará esta partida.