Xóchitl debe confrontar a AMLO

ES LA ESTRATEGIA...

Rodrigo López San Martín*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

La irrupción de Xóchitl Gálvez en el tablero electoral, modificó cualquier escenario previsto, durante años, tanto por Morena y sus aliados, como por la coalición opositora.

Entre julio y agosto de este año, una confrontación coyuntural entre la hoy precandidata y el presidente Andrés Manuel López Obrador, catapultó a la hidalguense a las primeras planas y a las conversaciones de sobremesa alrededor de todo el país.

Parecía, por primera vez en sexenio, que había “tiradora” desde la oposición. Una mujer que viene de abajo, con una historia de éxito, que al mismo tiempo conecta con la gente gracias a excelentes habilidades de comunicación.

No hay duda que, durante esas semanas, por más que el presidente trató de descarrilarla, sólo la fortaleció.

Porque, aunque obviamente Xóchitl se convirtió en el blanco de los ataques de millones de seguidores incondicionales de AMLO, eso mismo la convirtió en la receptora natural de las simpatías de todos aquellos que rechazan a este gobierno. La hicieron suya.

Con el paso de tiempo, naturalmente, Xóchitl dejo de ser novedad. Sus notas han ido cayendo a las páginas interiores de los diarios y su nombre ya no es el centro de las conversaciones. Pero no sólo ha sido el paso del tiempo lo que la ha afectado.

En las últimas semanas, parece que su estrategia ha virado. Ha dejado de lado la confrontación directa con López Obrador para enfocarse en Claudia Sheinbaum, e incluso, enfatizar sus críticas al gobierno desde las situaciones, no desde las personas. Eso, puede ser un error.

Hoy, todo el país políticamente activo e informado, tiene una opinión decidida del presidente. Electoralmente, los mexicanos pueden dividirse en dos: pro y anti López Obrador.

Así es hoy y así será en 2024 aunque la oposición quiera centrar el debate en Sheinbaum. AMLO tomará la narrativa electoral de Morena y se pondrá a sí mismo al centro del debate.

Y así era desde 2021. Cuando, en la Ciudad de México, vivimos lo que podría ser un laboratorio para que la oposición construya su escenario triunfador.

En ese proceso electoral, ninguna encuesta marcaba que la oposición ganaría la mitad de las alcaldías de la capital. Al igual que hoy en el resto del país, las simpatías por el presidente, su gobierno y su partido, eran mayores al 50 por ciento. Sin embargo, la coalición dio la sorpresa.

¿Por qué? Porque sus electores se volcaron masivamente a las urnas.

El PAN, PRI y PRD hicieron sentir necesarios a sus votantes. Lograron comunicar una situación de riesgo ante la consolidación del proyecto de Morena.

Incluso, muchos electores votaron por el candidato de la alianza opositora sin mayor conocimiento de su nombre o trayectoria, valorando, por encima de todo, que abanderaba a los partidos que están en contra de López Obrador.

Con eso, la minoría que, en encuestas sobre población en general, apoyaba a la oposición, se convirtió en mayoría entre la población que sí participó en la jornada electoral, dándole la vuelta a los resultados, aprovechando que las bases morenistas no sintieron esa misma urgencia y participaron en menores proporciones.

Por eso, Xóchitl debe confrontar a López Obrador. Es lo único que prende, motiva y activa a sus electores potenciales. Claro que debe acompañar ese contraste con propuestas, con un plan… Pero las posibilidades de Xóchitl de alcanzar el triunfo, pasan por hacer sentir urgente y necesaria la participación de quienes rechazan a AMLO, en mayor medida que Morena lo haga con sus simpatizantes. Y eso, sólo lo logra volviéndose a colocar como la otra cara de la moneda frente al presidente.

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