Uno más y un abanico de colores menos…

GENTE COMO UNO

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: Imagen: La Razón de México

“No matas a un transexual, no matas a una lesbiana, no matas a un gay; matas a un hermano, a un hijo, a un tío, a un sobrino. Que les quede eso bien claro”.

Cientos de personas protestan por el asesinato de Ociel Baena,   en la Estela de Luz de la CDMX, el pasado lunes.
Cientos de personas protestan por el asesinato de Ociel Baena, en la Estela de Luz de la CDMX, el pasado lunes. ı Foto: Cuartoscuro

Y sí, tal y como lo dijo llorando Dulce Baena, la muerte de su hermane no es sólo la muerte de un miembro de la comunidad LGBTIQ+. La muerte de Jesús Ociel Baena Saucedo es la del primer magistrade no binarie de México y toda América Latina.

Un cargo que ocupó desde octubre de 2022 en favor de la libertad, con iniciativas que hicieron eco en todo el país para beneficio de la comunidad de la diversidad.

Una de las mayores victorias de Ociel Baena fue el reconocimiento en la democracia del país a quienes no se identifican como hombre o mujer. Fue quien encabezó el litigio para que el Instituto Nacional Electoral les hiciera visibles en el documento más usado para identificarse en nuestro territorio y fuera de él.

Y fue le magistrade la primera persona en recibir la credencial de elector con una “X” en el apartado de sexo, en marzo pasado.

Le quedó pendiente la misión de convertirse en la primera persona no binaria en ocupar un cargo en el Consejo General del Instituto Nacional Electoral. Participó en el proceso y acertó en 72 de 79 preguntas. En Aguascalientes tenía, sin duda, la mejor calificación.

Defendió ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación las “cuotas arcoíris” en los Organismos Públicos Locales Electorales, para garantizar la inclusión y reconocimiento a la población LGTBQ+ en los procesos y espacios electorales.

Este impulso ayudó a que el Instituto Estatal Electoral de Aguascalientes se comprometiera a hacer valer dichos acuerdos, beneficiando además a personas con discapacidad, adultos mayores, pueblos originarios y afrodescendientes.

Si por algo luchó Ociel sin descanso, fue por la representación de todas, todos y todes en los espacios de decisión.

Defendió muchas causas a favor de los grupos vulnerables y trabajó duro por los cargos que ocupó, todos ganados con exámenes públicos gracias a su incuestionable preparación académica.

¡Y siempre lo avisó!…desde el 31 de julio pasado Jesús Ociel Baena Saucedo informó, a través de sus redes sociales, que derivado de los múltiples ataques a su persona y amenazas de muerte en sus redes sociales, la Sala Superior había determinado dejarlo sujeto al Mecanismo de protección integral de personas defensoras de DDHH.

Mecanismo que suele fallar, como lo hemos visto en más de una ocasión, y una vez más, bajo esa “protección” le magistrade fue asesinado.

La noticia de su muerte generó todo tipo de reacciones, pero sobre todo una desoladora catarata de estigma, discriminación y desprecio. El mensaje fue nuevamente contundente:

México es un país irremediablemente homófobo y la justicia es selectiva.

El mensaje para los defensores de los derechos de la diversidad ha sido demoledor, y justo en el arranque de un proceso electoral donde muchos de esa comunidad defenderán su legítimo derecho a ser votados.

Muy conmovedor fuel el discurso del activista Juan Pablo Delgado (Guanajuato) durante su visita al cabildo LGBT en Monterrey Nuevo León, un día después de registrarse como precandidato a una diputación, el mismo día que se dio a conocer la noticia del asesinato de Ociel Baena:

“Yo lo comparto por primera vez: Sí tengo miedo. Ser una figura política visible acarrea pensamientos no tan positivos”, dijo con la voz entrecortada.

Recordemos que Delgado fue en la elección pasada, el primer candidato abiertamente homosexual a ocupar la alcaldía de León, Guanajuato, por el partido Movimiento Ciudadano.

La diputada Salma Luévano, compañera incondicional en mil batallas de le magistrade, subrayó el miedo con el que vivía Jesús Ociel Baena, “los discursos de odio nos están matando”, sentenció la diputada federal.

Así, decenas de organizaciones defensoras de Derechos Humanos y en favor de la comunidad LGBTIQ+, solicitaron ya a la Fiscalía General de la República, que atraiga el caso del asesinato de le magistrade.

Porque para muchos ha sido por demás cuestionable la competencia de la Fiscalía de Aguascalientes para investigar y ejercer justicia sin sesgo, en este particular caso y su prisa por dar carpetazo al asunto como un “homicidio pasional”.

Figura legal que por cierto, dejó de existir en la década de los 70, pues no fue más que una herramienta para invisibilizar precisamente los crímenes de odio, particularmente contra personas homosexuales.

La muerte de Jesús Ociel Baena Saucedo merece una investigación digna, justicia y una memoria a la altura de la valentía con la que ejerció por años su lucha en favor la diversidad y el derecho de cualquier mexicano a expresarse con libertad.

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