La boleta presidencial está completa. Con la designación del gobernador de Nuevo León, Samuel García, como precandidato único de Movimiento Ciudadano a la presidencia de México, quedan claras las tres opciones que tendrán los mexicanos para elegir al sucesor o sucesora de Andrés Manuel López Obrador.
Mientras que Claudia Sheinbaum, por Morena, y Xóchitl Gálvez, por la alianza PAN, PRI y PRD estaban seguras en la contienda desde su triunfo en sus respectivos procesos internos en septiembre pasado, Movimiento Ciudadano estiró la liga –o esperó los tiempos legales– para sumarse, de lleno, a la batalla electoral.
Samuel García es una buena elección para su partido. Ha logrado construir una narrativa de éxito desde Nuevo León, gracias, principalmente, a las gestiones hechas para la instalación de una planta de Tesla en la entidad.
Pero Samuel como candidato es mucho más que eso.
García Sepúlveda ha construido una meteórica carrera política basada, en buena medida, en sus excelentes habilidades comunicacionales. En menos de 10 años pasó del Congreso Local en Nuevo León, al Senado de la República, a la gubernatura de su estado y a la candidatura presidencial.
Samuel García tiene una virtud escasa entre los políticos: es potente en su comunicación. Lo que dice y hace, fácilmente cobra relevancia en la escena pública. Y, como es sabido, el respaldo de su esposa, Mariana Rodríguez y su propia potencia en redes y medios de comunicación, son uno de los mayores activos del ahora precandidato.
Pero, para la sucesión presidencial de 2024, Samuel García tiene una decisión que tomar: qué papel jugará en el proceso. Porque México, no es Nuevo León. Y si bien en 2021 logró remontar la desventaja con la que arrancó la campaña frente a los candidatos de Morena y del PRI, el escenario nacional es muy diferente.
Movimiento Ciudadano es una fuerza política con posibilidades de triunfo únicamente en algunas regiones del país, como Jalisco, Campeche o el propio Nuevo León. Pero su participación es testimonial en la mayoría de los estados. Incluso, en 20 de ellos, no han superado el 6% en toda su historia.
En pocas palabras, Movimiento Ciudadano no está en condiciones de competir a nivel nacional. No cuentan con los perfiles locales ni la estructura para hacerlo. Y ellos lo saben, por eso, parecen tener la mira puesta en 2030. En consolidarse como la opción fresca, diferente, tanto a Morena y el desgaste que el ejercicio de gobierno ha tenido y seguirá teniendo en su marca, como al PAN y PRI que, habiendo ya gobernado, cargan con negativos históricos relacionados a su pasado.
Y en esta lógica, en el presente, Samuel García está en frente a una decisión trascendental.
Si sigue centrando su mensaje en atacar a la candidata del frente, Xóchitl Gálvez, dará la razón a todos aquellos que lo acusan de participar en el proceso para hacerle el trabajo sucio a Morena y al presidente López Obrador. Pero no sólo eso, sino que defraudaría a muchos electores que sí lo ven como una opción de cambio, y esperarían que el primer contraste que busque hacer sea con el gobierno actual.
El papel que termine jugando el gobernador con licencia en 2024 lo acompañará o perseguirá para el futuro. Si termina siendo el responsable de que el voto por un cambio se diluya entre dos opciones y con esto se consolide el triunfo de Morena, tendrá que dar muchas explicaciones antes de pensar en volver a presentarse como una opción de cambio dentro de seis años.
Rodrigo López San Martín
Estratega y consultor político. Socio Director de Agencia Pública.
Rodrigo López San Martín es consultor y estratega político. Socio Director de la firma Agencia Pública. Ha asesorado a más de 30 candidatos y gobiernos en México y Latinoamérica. Ganador del Reed Award 2018 como Consultor Revelación.
