26 semanas, 26 puntos

SOBRE LA MARCHA

Carlos Urdiales*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

Faltan 26 semanas para decidir quién será la primera presidenta de México. En el promedio de las encuestas que miden nuestras preferencias electorales hay 26 puntos de diferencia a favor de Claudia Sheinbaum sobre Xóchitl Gálvez.

Por aritmética, la que será candidata opositora debe descontar un punto cada semana a esa desventaja. Pero la política, y sobre todo, los procesos electorales, no se rigen por esquemas tan ciertos como las matemáticas.

O sea que muchos fenómenos pueden alterar, súbitamente, números y pronósticos de ésta o cualquier otra elección.

Desde Argentina, pasando por Colombia, Chile, España, Ucrania o Estados Unidos, los análisis más articulados han fallado escandalosamente frente a los hechos; una variable económica o social inesperada, el desliz personal de algún protagonista, un contexto exógeno que perturbó el escenario sobre el cual la ciencia política tanto trabajó y el resultado deviene en sorpresa.

Todo eso y más es posible en México. Sin embargo, muchos consideran poco probable que Xóchitl Gálvez logre remontar esa distancia. Ni la Inteligencia Artificial como vocera luce capaz de hacer lo que la operación electoral de la torre de Babel que la hidalguense que gelatinas vendía tiene por cuartel.

Comprensión del ánimo nacional cuando el Presidente López Obrador polariza ciudadanos un día mucho y otro también. Cuando la economía marcha sobre rieles a pesar de que el Tren Maya se arrastre sobre ellos por miedo a que los pilotes sobre los que fue construido, comiencen a bucear en los cenotes de Yucatán y Quintana Roo.

Mismas encuestas que dan cuenta del apoyo mayoritario del electorado hacia AMLO y su movimiento, cuya nueva capitán promete continuar la obra del líder.

El voto duro de Morena no lo tiene el llamado corazón opositor. Sumar y creer que las canicas

azules, más las rojas junto con las amarillas pueden ser más, es utopía.

Si a Xóchitl le dieran estrategia, plataforma y comunicación, quizá la IA no exhibiría lo raquítico del cuarto de guerra de la política que sorprendió a todos al convertirse en candidata.

A lo mejor se hablaría de ofertas concretas, dardos que exhibieran las mentiras del Gobierno, las impericias de una administración blindada por su propaganda y protegida por los desatinos de quienes asumen que saben cómo vencer a un natural de las campañas como es el presidente López Obrador.

Mientras se romantiza la narrativa de una mujer pobre, pero fuerte como tú, que superó obstáculos como tú, como todos y nos dicen que no se trata de ella, sino de ti; la precandidata puntera se apega al guion para en 25 segundos contar como se mejoró (sic) la seguridad en la Ciudad de México. Gana tiempo, consolida ventaja.

Sin Inteligencia Artificial de por medio, le deseo unas muy felices fiestas.

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