Iniciamos el año con un importante evento para la política estadounidense y con fuertes repercusiones para la escena internacional: el caucus de Iowa este 15 de enero. Ahí, se dará el banderazo de salida para la carrera rumbo a la Casa Blanca y será un laboratorio en el que podremos ver hacia dónde apuntan las preferencias electorales en el Partido Republicano.
Como es de esperarse, esta cita representa un encuentro con el destino para el expresidente Trump, que busca ganar las primarias, iniciando en Iowa, para ser nombrado candidato oficial de su partido. Trump llega a esta cita envuelto en un gran debate político que ha puesto en jaque a la democracia en EU. Como un par de estados le han negado el derecho a contender en las primarias por su presunto apoyo a un intento de insurrección, su participación está en entredicho en lo que el Supremo define si es elegible como candidato a la presidencia. Una victoria aplastante en Iowa pondría a sudar a los miembros del tribunal y los presionaría para dar su permiso para que Trump pueda ser elegido como candidato.
El panorama para las presidenciales de noviembre pinta oscuro y turbulento. Los dos candidatos punteros, Trump y el presidente Biden, tienen índices de rechazo muy altos entre el electorado. Sin embargo, no parece posible la llegada de otra persona. Por el lado demócrata no sólo no hay alguien con el suficiente carisma para enfrentar a Trump, sino que se respeta la intención del presidente en funciones de buscar la reelección, aunque su edad sea un factor que le aleje de gran parte del electorado. Por parte de los republicanos, parece casi un hecho que Trump ganará las primarias dado que la gente que suele participar en ellas es la base más cercana al expresidente.
Los republicanos tienen otras opciones: Haley y DeSantis, por ejemplo, parecen opciones más fuertes frente a Biden, pero no tienen el apoyo de la base de Trump. Este apoyo se enardece con la retórica violenta que ha mantenido el expresidente prometiendo venganza e indultos a los insurrectos al asumir el cargo. Del mismo modo, conecta con su base al denunciar que la inmigración envenena la sangre estadounidense. Este tipo de declaraciones lo acerca a un porcentaje de votantes suficiente para ser nombrado candidato, pero pone en duda el que pueda ganar la elección por el temor que votantes moderados e independientes sienten ante este tipo de comportamiento.
Iowa marcará el inicio de una pesadilla para la democracia. Una victoria de Trump hará casi imposible su inhabilitación, lo que nos dejará nuevamente con dos opciones que no convencen: Trump o Biden. Si esto es lo mejor que puede dar la política estadounidense, podemos declararla oficialmente en crisis.