El agua y la democracia comunitaria

TEATRO DE SOMBRAS

Guillermo Hurtado*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Se viene la temporada de escasez de agua en la CDMX y, por lo que se prevé, este año será más grave que en años anteriores. El 25 de enero pasado el Gobierno local anunció que, debido a las limitantes de flujo del Sistema Cutzamala, se realizarán cortes en 280 colonias de 10 alcaldías. Sin embargo, ya desde varias semanas atrás los cortes habían afectado a varias colonias, lo que llevó a que sus habitantes reclamaran en contra de dichas medidas, incluso haciendo cortes a la vialidad.

El tema del agua es inevitablemente político porque nos concierne a todos y porque requiere que se tomen decisiones y se implementen medidas públicas. Sin embargo, no conviene que el tema quede atrapado en la pugna partidista. De poco sirve que los partidos políticos se estén lanzando culpas si no trabajan juntos para enfrentar los problemas. El reto es de todos y no limita a los tiempos electorales. Por lo mismo, es importante que haya buena comunicación y, sobre todo, buena coordinación entre el Sistema de Aguas de la Ciudad de México, conocido como Sacmex, y las autoridades de las 16 alcaldías de la CDMX. Hace unos días hubo una reunión en el Sacmex a la que asistieron representantes de todas las alcaldías, con la notable excepción de la alcaldía Miguel Hidalgo, para dialogar acerca del tema.

El del agua es un tema político, ya lo dije, pero, más allá, es un tema social. Para resolverlo, no basta lo que hagan las autoridades, la sociedad misma debe tomar cartas en el asunto. Se ha repetido mil veces, pero hay que seguir haciéndolo. Cada quien debe cuidar el agua en la esfera que le corresponde. El asunto comienza por las acciones individuales. El agua que consumimos de manera personal debe limitarse a la estrictamente necesaria. Además, en un plano colectivo, debemos encargarnos de hacer lo indispensable para que el consumo de agua sea el mínimamente requerido, sin que se desperdicie ni una sola gota. Hay que revisar las instalaciones de las casas habitación y de los edificios: que no haya goteras, ni fugas, ni flotadores mal calibrados. Para realizar todas estas tareas es indispensable el acuerdo y la colaboración de todos los habitantes de las casas habitación y los edificios. Dicho de una manera coloquial, todos deben jalar parejo para enfrentar un problema que nos afecta por igual.

La democracia no sólo es un régimen de Gobierno, también es un régimen de convivencia. Para resolver el problema del agua en las comunidades en las que vivimos: en la casa, en el edifico, en la unidad habitacional, en el barrio, debemos actuar de manera ejemplarmente democrática: enfrentar juntos los problemas comunes, tomar las decisiones que beneficien a la mayoría y cumplir con los acuerdos de manera responsable.

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