Reformas: segundo piso de la 4T

SOBRE LA MARCHA

Carlos Urdiales<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Carlos Urdiales*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

El segundo nivel del periférico chilango es la obra pública insignia de Andrés Manuel López Obrador al frente del gobierno de la Ciudad de México (2000-2006).

Dieciocho años después, encariñado con la épica de una dudosa transformación nacional, el Presidente López Obrador delinea lo que quiere sea, el segundo piso de su régimen.

Ceñido al trazo del primero, el que venga mantendrá, a lo largo de su trayecto, las rectas y curvas de las que emerge, sus columnas están cimentadas sobre la ruta original del trazo maestro.

Acaso, el segundo piso puede poseer rampas de entrada y salida propias, pero eso no trasciende ni significa autonomía durante el recorrido. El segundo piso debe seguir, sí o sí, el camino que le da sustento.

Imaginar senderos distintos es ignorar fundamentales de la narrativa caudillista. Andar sobre sus huellas. Y en el horizonte, las reformas constitucionales dibujando anhelos prófugos, fallidos.

Las modificaciones a la Constitución y a leyes secundarias sabemos, no serán. Costo político hundido en el tramo final de la obra sexenal. Intrascendente “fracaso” legislativo de los que se van.

El “éxito”, vive en otras varias órbitas. Las trabes y ballenas sobre las que viajarán las campañas de legisladores locales y federales de Morena están bien ancladas, no hay riesgo de colapso.

Para que haya buena pensión, buena salud, buena economía, educación y salud, en resumen, para un vivir Patria justa y equilibrada; Morena es la opción, palabra de AMLO. Tarea de Claudia.

La distancia entre la palabra presidencial y la redacción de las iniciativas jurídicas es lo de menos. Desviaciones fácticas y retóricas invisibles para millones que no tienen, ni quieren, hurgar ni dudar.

Que la pensión completa y copeteada no sería tan así. Más bien para los que comenzaron a trabajar después de 1997. Tampoco para todos, sólo para quienes cuyo ingreso no rebasa el salario promedio de cotización en el IMSS, es decir, 16 mil 777 pesos mensuales.

Y otra, no será de efecto inmediato sino gradual, a lo largo de los años por venir se irá construyendo semejante bolsa. Lo que coloquialmente se conoce como “la letra chiquita”.

Grandes enunciados, épica mercadológica. Puntuales y restringidas realidades. Ojo, lo que no implica estar en contra del interés popular, al contrario, lo que desentona es la demagogia electoral.

La futura líder del segundo piso de la 4T abraza el proyecto de Nación que delineó el constructor de la planta baja. Suya será la discusión y empuje, suya la tarea de lograr ventaja tal que se traduzca en una mayoría legislativa absoluta.

Mayúsculo reto, porque hasta ahora las proyecciones demoscópicas dan cómoda ventaja a Sheinbaum, pero ninguna tanta que presagie una aplanadora en Senado y Diputados.

En caso de que el plan C caiga, queda la revocación, como guía orientativa.

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