En noviembre de 2020, el actual presidente de Argentina, Javier Milei, decía en una entrevista: “El Papa, sí lo voy a decir de frente, es el representante del maligno en la tierra ocupando la casa de Dios”.
Incluso, Milei lo calificó de comunista y dijo que todas las personas “comunistas eran un hijo de mier...”.
En ese momento Milei era un analista político que participaba en un programa de televisión, donde el mayor atractivo era generar polémica.
Y desde esa declaración, Milei no escondió su rechazo hacia el primer Papa argentino, quien es hoy la cabeza de la Iglesia católica.
En septiembre de 2023, cuando ya era candidato presidencial, fue entrevistado por un medio en inglés donde le preguntaron su opinión sobre el líder del Vaticano y dijo: “El Papa juega políticamente. Ha demostrado una fuerte afinidad con dictadores como Castro y Maduro”.
El Papa Francisco, a pesar de ser un hombre muy informado en la política y tener un peso muy importante en Argentina, en los años que lleva en el pontificado no ha vuelto a su país natal. La relación de Jorge Bergoglio con su nación está marcada por las tensiones de la política interna y sus vínculos con el peronismo.
Recordemos que Jorge Bergoglio, siendo un joven sacerdote durante la dictadura argentina, apoyó a los perseguidos y estuvo al lado de los familiares de los desaparecidos.
Mucha gente que estaba en contra del régimen del kirchnerismo, por el desastre en el que se encuentra el país desde hace años, perdieron en Milei una opción, porque la herida de los desaparecidos por la dictadura no se cierra.
Y es que, para Javier Milei, durante el debate preelectoral, cuando se refirió a los crímenes como “excesos” del régimen militar de Jorge Videla, los minimizó y aseguró que apenas eran unos ocho mil los desaparecidos, cuando en realidad fueron más de 30 mil personas las que perdieron la vida en esa dictadura de 1976 a 1983.
Quizá por esas diferencias venían los ataques de Milei al Papa Francisco. El pontífice ha tratado de no meterse en la política de su país, es más, ni siquiera aceptó las múltiples invitaciones para ir a Argentina, para que no se sintiera que su presencia podía interferir en los procesos electorales.
Pero Javier Milei cambió de opinión y visitó el Vaticano. El pasado domingo 11 de febrero, el presidente argentino estuvo en la Basílica de San Pedro, en el Vaticano, donde se llevó a cabo la canonización de Mama Antula, la primera santa Argentina.
El lunes 12 de febrero, el Papa Francisco lo recibió en una audiencia en donde platicaron por 70 minutos, un encuentro que ya es considerado el más largo en toda la gestión del pontífice. Ahí se intercambiaron los típicos dulces argentinos, alfajores, que son los favoritos del pontífice, quien no deja de llevar a Argentina siempre en su corazón, pero también quien ha sido muy respetuoso con la política de su país.
El tema económico fue pieza fundamental en el encuentro entre Milei y el Papa, pues tras su visita, en un breve comunicado el Vaticano señaló que “durante las cordiales conversaciones en la Secretaría de Estado” se abordó detenidamente “el programa del nuevo Gobierno para enfrentar la crisis económica” en Argentina, donde la inflación cerró el pasado año por encima del 200% y la pobreza afecta al 40% de la población.
¿Eres tú, judas?
De acuerdo con especialistas, el líder católico tuvo diferencias con varios presidentes argentinos, como Mauricio Macri y los Kirchner, Néstor y Cristina, hasta rechazó viajar al país sudamericano para evitar que su presencia se utilizara políticamente, y por eso no ha regresado a Argentina desde que fue nombrado Sumo Pontífice.
Hace un par de meses el discurso de Milei contra el Papa fue cambiando cuando se dio cuenta el actual presidente, que, para los católicos, el Sumo Pontífice es muy importante, y es que el 73% de la población argentina profesa esa religión.
Pero también es cierto que muchos argentinos estaban ya hartos de la fórmula de Sergio Massa y los kirchneristas que han sumido a Argentina en un desastre económico, con una inflación que supera el 160% y una pobreza que alcanza el 45% en un país en el que gran parte de la población se considera de clase media.
Ahora, tras su visita al Vaticano, en una entrevista a un medio italiano, el presidente Milei dijo que ha reconsiderado su opinión. Dijo que “uno evoluciona” y que una de las cosas que entendió es que el Papa es la persona más importante de toda Argentina.
Actualmente existen diferencias enormes entre los dos líderes que han decidido reconciliarse, el Papa basa buena parte de su labor pastoral en criticar las derivas económicas y medioambientales del neoliberalismo y aboga constantemente porque los poderes públicos protejan a los más vulnerables.
Mientras que Milei es un economista de extrema derecha, defensor a ultranza del libre mercado, aboga por un recorte radical del gasto público, una política amplia de privatizaciones y una intervención mínima del Estado. Entre sus primeras medidas, devaluó el peso en un 50%.
Hoy, todo indica que el Papa Francisco visitará Argentina en un contexto donde el nuevo presidente está frente a un difícil escenario para sacar al país del abismo económico que por décadas estaba sumergido. Un reto nada fácil para Javier Milei.