Uno de los segmentos de la vida económica que mejor desempeño ha mostrado en la presente administración es el relativo al mercado laboral.
Como es lógico, frente a las grandes adversidades presentadas en los últimos años (Covid-19, crisis económica y alta inflación), los resultados no son necesariamente los óptimos y quedan muchos retos por vencer. Sin embargo, no es despreciable el progreso que se ha obtenido en materia de empleo y salarios.
Hemos comentado que la estadística más confiable y reconocida para analizar el mercado laboral en su conjunto es la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), cuyas cifras al cierre de diciembre corroboran un continuo progreso en el mercado laboral, ello sin menoscabo de importantes ventanas de oportunidad que se presentan especialmente en materia de calidad en el empleo.
En efecto, durante el año pasado, de acuerdo con la ENOE se crearon aproximadamente 1.2 millones de nuevos empleos (diciembre de 2023 respecto a un año antes), a la vez que la tasa de desempleo se ubicó en 2.6%, alcanzando un mínimo histórico para un diciembre desde que se tiene registro de la ENOE (2005). Ello se traduce en un esfuerzo de la economía por generar empleos en un monto ligeramente superior al crecimiento de la Población Económicamente Activa (PEA).
Vale la pena ver cuales son las características de este patrón de crecimiento del empleo. Sumado a nivel históricamente bajo de la tasa de desempleo también se reporta una baja importante en la tasa de informalidad hasta 53.6% de la población ocupada, con ello, durante diciembre pasado en términos absolutos y con respecto a un año antes, se registra un aumento de 1.3 millones de personas en empleos formales y una reducción de 98 mil empleos en la informalidad, un logro que en pocos años se ha visto.
A pesar de estos beneficios en la creación de empleos, los resultados en términos de la “calidad de los puestos de trabajo” no son del todo satisfactorios. La ENOE reporta que de los 1.2 millones de nuevos empleos el 40% se ubicó en los llamados “micronegocios”, y si bien 26% fue generado por las grandes empresas, los pequeños establecimientos registraron una pérdida de casi 170 puestos de trabajo. En paralelo, prácticamente todos los empleos generados se ubicaron en el estrato salarial más bajo (hasta un salario mínimo).
En consecuencia, los resultados en materia de calidad del empleo no son satisfactorios. Ello se refleja, por ejemplo, en el hecho de que la tasa de subocupación (porcentaje de la población ocupada que está en condición de trabajo que refiere a las personas que laboran jornadas reducidas y necesitan trabajar más tiempo), que se incrementó hasta 7.6% en diciembre desde 7.3% un año antes.
Sin menoscabo de los logros obtenidos en materia de empleo -a los que se suma el incremento al poder adquisitivo de los salarios- los resultados de la ENOE ponen claramente de manifiesto que todavía queda mucho por hacer respecto a mejorar las condiciones del mercado laboral.
Generar más empleo bien remunerado y con mayores niveles de productividad que apoyen el potencial de crecimiento continúa siendo una prioridad para aumentar el bienestar social. La mejor forma de logarlo es sin duda la inversión cada vez mayor en capital humano, mejorando las condiciones de educación y salud para la población. Ahí está el reto, ésas son las propuestas que necesitamos escuchar.