Finalmente, después de siete reuniones de política monetaria sin modificaciones, la Junta de Gobierno del Banco de México tomó la decisión de bajar la tasa de interés de referencia en un cuarto de punto porcentual llevándola a 11%.
El movimiento estaba anticipado por prácticamente todos los analistas económicos. Llamó la atención que la baja en la tasa de rendimiento no fue aprobada por unidad en la Junta de Gobierno, más bien fue por mayoría, ya que uno de los miembros estuvo en desacuerdo.
En este sentido, muy probablemente, la reciente decisión de política monetaria de Banxico implica el inicio del ciclo de bajas de la tasa de referencia. La lectura del comunicado de política monetaria es complicada y requiere de una interpretación cuidadosa de las palabras de la junta. Pongo varios puntos sobre la mesa.
En primer lugar, considero que, con los argumentos y estimaciones de Banxico con cifras desestacionalizadas, se anticipa que la inflación comenzará un proceso de estabilización a partir del segundo trimestre del año, con una tasa de inflación trimestral anualizada alrededor de 3.0%.
En segundo término, el comunicado es claro en afirmar que persistirá la postura monetaria restrictiva; es decir, la tasa de interés real ex-ante (la tasa nominal de interés menos las expectativas de inflación a doce meses) se mantendrá alta (arriba de 3.5%) en la medida que la inflación se ubique fuera del rango objetivo.
En tercer término, la guía futura de Banxico apunta nuevamente que la Junta de Gobierno: “Considerará la incidencia de la postura monetaria restrictiva que se ha mantenido y la que siga imperando sobre la evolución de la inflación a lo largo del horizonte en el que opera la política monetaria”. A mi juicio, ello podría permitir futuras bajas en las tasas de interés hacia niveles de 9.25% para el final del año (9.5% la estimación del consenso de analistas).
En cuarto lugar, Banxico anticipa implícitamente, también de forma reiterada, gradualidad en la disminución futura de las tasas de interés. Se anuncia que: “Las acciones que se implementen serán tales que la tasa de referencia sea congruente, en todo momento, con la trayectoria requerida para propiciar la convergencia ordenada y sostenida de la inflación general a la meta de 3% en el plazo previsto”. Con ello, no se descarta una pausa en las bajas en lo que resta del año, además de que los ajustes podrían ser en su mayoría solo de un cuarto de punto porcentual.
En consecuencia, lo más probable es que ya estemos en el ciclo de bajas de la tasa de interés que se prevé gradual y con ajustes menores en su mayoría. Pero ello será completamente dependiente de que la inflación descienda en su tasa anual, si no al nivel objetivo de Banxico (3.0% anual), al menos cercano a 4% anual.
Hay que tener claro que no hay nada confirmado en cuanto a la perspectiva de baja en la tasa de interés. En este sentido, el balance de riesgos inflacionarios permanece sesgado al alza. Banxico identifica riesgos como: depreciación cambiaria, mayores presiones de costos y mayor resiliencia económica que la esperada. Cualquiera de estos elementos o algún desbalance geopolítico global podría llevar a desbocar la inflación y modificar la perspectiva de tasas.
Pero por ahora el escenario base es el arriba descrito. Esperemos que se cumpla, el deterioro que puede causar hacia adelante una persistente alta tasa de interés puede ser considerable para gobierno, empresas y consumidores.