11.8 millones de personas

FRENTE AL VÉRTIGO

Pedro Sánchez Rodríguez<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Pedro Sánchez Rodríguez*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

11.8 millones de personas presenciamos un debate mal organizado y mal producido. En adelante, se deben acotar mucho mejor los temas y darse tiempo y espacio para que las candidatas y el candidato debatan entre ellos y no se dediquen solamente a responder cientos de preguntas en poco tiempo. Además, el back, el reloj, la escenografía y el manejo de cámaras dejaron mucho que desear. En fin, este debate es un reflejo del austericidio al que ha estado sometido el INE durante esta administración y da señales preocupantes sobre lo que podríamos esperar de la calidad de la próxima elección.

11.8 millones de personas escuchamos a Claudia Sheinbaum, candidata de Morena, siguiendo su guion. Sheinbaum promocionó los logros de su administración en la CDMX y evitó entrar en polémica con las acciones del Gobierno federal. También dedicó algunas de sus participaciones a atacar a Xóchitl Gálvez y al “PRIAN”. Conforme fue avanzando el debate, se le vieron reacciones de molestia ante los ataques de la oposición y de impaciencia, pero sin perder el control. No hubo sorpresas, se mostró disciplinada y ordenada. También sin muchas variantes en sus formas de expresión.

11.8 millones de personas oyeron a Xóchitl Gálvez, candidata del Frente PAN, PRI y PRD. Este debate era una oportunidad para mostrar la elocuencia, frescura y agilidad de palabra con la que muchos medios y opinólogos la han descrito. Era la ocasión para constatar el fenómeno X en vivo y a todo color. No fue así. Vimos a una candidata de pronto nerviosa, en ocasiones enojada y con dejos de frustración, sin capacidad de provocar a Sheinbaum, leyendo sus participaciones más enérgicas. En lugar de irradiar esperanza, transmitía por momentos algo más parecido al abatimiento. No vimos a una política de oposición, vimos a una ciudadana digna, pero acotada en sus posibilidades de incidencia.

11.8 millones de personas vimos el show de Álvarez Máynez, candidato de Movimiento Ciudadano. Es una tristeza ver cómo un partido que se denomina la “tercera vía” se haya prestado a dar una participación de tan mala calidad como la que dio Máynez en este debate. Recuerdo sus ataques a la vieja política, dirigidos casi en su totalidad a los partidos del Frente, sin explicar qué es exactamente la “nueva política”. No recuerdo una sola propuesta, sólo fue memorable su intento por mantener la sonrisa a expensas de su mandíbula.

Hay algo que no cuadra. La oposición define esta elección como la oportunidad para que 99 millones de personas elijan entre democracia o autoritarismo. No me atrevo a definir que esta elección defina el tránsito de México a una autocracia, pero si el 2 de junio la 4T obtiene la Presidencia y la mayoría en el Congreso, como se anticipa, uno de los escenarios es que termine controlando también la Corte. No obstante, yo veo a la oposición gritando autoritarismo… pero haciendo una campaña que aún tiene el reto de no verse tibia y aburrida y ofreciendo un primer debate con balances desfavorables.

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