Los estudiantes contra Biden

EL ESPEJO

Leonardo Núñez González*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Desde que inició la guerra abierta de Israel contra el pueblo palestino en la Franja de Gaza se abrió un frente en que, por más que la respuesta fuera justificada debido al ataque inicial de Hamas, la dimensión de la violencia y el asesinato de población civil inocente haría pasar a Israel de una posición de víctima a victimario, al extremo que una parte importante de la comunidad internacional incluso ha llevado a juicio la guerra como un caso de genocidio.

El apoyo irrestricto de Estados Unidos a Israel, uno de sus aliados más importantes en la región, ha tenido una consecuencia equivalente. Los estudiantes de múltiples universidades se han convertido en la punta de lanza para recriminarle al gobierno de Joe Biden el respaldo a una guerra en la que más de 40 mil palestinos han sido asesinados por el ejército israelí, de los cuales más de 90 por ciento han sido civiles.

Las protestas que han encabezado los estudiantes a lo largo y ancho de todo Estados Unidos han puesto en jaque al gobierno demócrata, pues la represión policial con la que se han desmantelado múltiples acampadas de protesta en universidades como las de Columbia o la Universidad del Sur de California ha agregado un nivel adicional de cuestionamiento a una administración que de por sí enfrenta una popularidad muy baja. Más de 2 mil estudiantes han sido detenidos en más de 40 universidades a lo largo de las últimas semanas, lo que ha provocado todavía más enojo entre los universitarios que protestan mostrando su apoyo a la comunidad palestina.

Durante semanas el gobierno de Biden ignoró la escalada de las protestas estudiantiles, con la esperanza de que los dilemas de acción colectiva llevasen a una pronta disolución de los campamentos; sin embargo, la intervención de las fuerzas policiales (en casos como los de Texas, fuertemente armadas y equipadas como si se tratara de fuerzas paramilitares) ha ayudado a poner el foco de la atención pública en estos campamentos, dentro y fuera de Estados Unidos. La semana pasada, ante el desalojo con lujo de violencia de los estudiantes atrincherados en la Universidad de Columbia y la intensificación de las críticas y protestas, Biden tuvo que hacer finalmente una declaración pública. “El disenso es esencial en la democracia, pero el disenso nunca debe llevar al desorden”, declaró, al mismo tiempo que insistió en que no modificaría en ninguna medida la posición de Estados Unidos.

Los cálculos electorales de Biden se mueven en una línea muy delgada, pues los jóvenes que cuestionan la guerra de Israel también votarán en noviembre y podrían ser un factor clave en algunos de los estados bisagra de los que podría depender su reelección. La batalla es cuesta arriba; de acuerdo con las últimas estimaciones de FiveThirthyEight, las encuestas hoy tienen a Trump con 41.7% de las preferencias y a Biden con 40.6%. Las movilizaciones estudiantiles contra la guerra tienen como referente más cercano las protestas contra la guerra de Vietnam. En este caso, Estados Unidos no es el actor beligerante, por lo que es poco probable que lleguen a esas mismas dimensiones, pero aún tendremos que ver si los estudiantes dan una vuelta de tuerca y ponen todavía en más problemas al gobierno de Biden.

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